Reinventando la política

En esta parte del mundo, estamos a unos días de festejar la navidad que viene del latín “Nativitas” “Nacimiento” y es la fiesta cristiana más emblemática porque es el nacimiento de Jesús, el Cristo, varias religiones sustentan que es el hijo de Dios que vino a darnos lecciones y a dar la vida por nosotros, aunque no hayamos entendido -por comodidad o por conveniencia- algunas de sus lecciones.
En unos días más conmemoraremos un día más en que nacerá el hijo del hombre y esa época es tiempo de parar, parar el consumo, parar y respirar, hacer un alto y aprender algo del símbolo que es Jesús y ver con los ojos de Cristo y tal vez con esos ojos miremos que Dios está en todas partes, porque tal vez Dios es todas partes.
Si hay un pobre, alguien que pide caridad cerca de su casa o de su trabajo ¿Qué hará usted? ¿Lo corre o le da comida? ¿Qué haría Jesús? ¡Haría justicia! Y dar caridad, es hacerle el bien, en hebreo la palabra caridad se desprende de la palabra de justicia. Tal vez por eso al dar caridad usted hace justicia.
¿Cuáles son las lecciones que más nos hayan calado? ¿La de cuando sacó a los mercaderes del templo? ¿La de Dad al César lo que es del César? ¿La de cuando convirtió el agua en vino?
Hace unos meses leía al gran exégeta y filósofo mexicano Porfirio Miranda, sobre el dicho “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” ha sido un dicho que es un dicho donde desde la iglesia se enseña a respetar a la autoridad, dice Miranda, que ese pasaje no tiene que ver con respetar a la autoridad y pagar impuestos, sino que se trata de una burla, una broma muy fina de Jesús de Nazareth, basada en la imagen del César grabada en la moneda, como dando a entender que si el denario es del César pues ¡Devuélvanselo! Como las cosas de Dios dárselas a Dios.
La prueba argumenta Miranda, de que se trata de una broma, es que la gente quedó admirada, por no decir muerta de risa. Lo cual no hubiera pasado, si fuese una orden del Nazareno de reconocimiento a la autoridad.
Creo que en realidad del cristianismo se sustenta desde sus inicios en el concepto de justicia, el cual tiene una raíz judeo-cristiana, al final del día me quedó con este fragmento de la Carta de Martín Luther King que evoca la raíz del ser un buen cristiano:
“Hubo una época en que la Iglesia fue muy poderosa: cuando los cristianos primitivos se regocijaban de que se les considerase dignos de sufrir por sus convicciones. En aquella época, la Iglesia no era mero termómetro que medida las ideas y los principios de la opinión pública.”
“Era más bien, un termostato que transformaba las costumbres de la sociedad. Dondequiera que un cristiano penetrase en una ciudad, las personas que entonces detentaban las riendas del poder, se perturbaban, e inmediatamente trataban de procesar a los cristianos por ser ‘perturbadores de la paz’ y ‘agitadores forasteros’. Pero los cristianos no cejaron en su empeño, convencidos de que eran ‘una colonia celestial’, destinados a obedecer a Dios antes que al hombre. Su número era limitado, pero grande su entrega. Estaban demasiado ebrios de Dios para sentirse ‘astronómicamente intimidados’. Con su esfuerzo y su ejemplo pusieron fin a prejuicios tan remotos como el abominable infanticidio y los funestos combates de gladiadores.”
Ya va a nacer el hijo del hombre ¿Lo honraremos? O seguiremos plegados a la trinidad del dinero, del consumo y del status.
Son días de reflexionar, de pensar si queremos ser mejores personas o seguir siendo lo que nos dicta la moda, el estatus o el día a día.
Va a nacer Cristo, imagine que usted es un Rey Mago ¿Qué le regalaría usted? Bien podría regalarle incienso, dicen los sabios que el incienso es la fragancia apaciguadora de la furia de Dios y eso solamente es la fragancia de las buenas obras.
Al final, cuando estemos ante el Gran Juez lo único que se quedará a defendernos serán los actos de bondad cuando nuestros días nos acusen.
Amigos lectores ¡Que Dios los Bendiga y FELIZ NAVIDAD!