Ernesto Gutiérrez

Culiacán, Sin.- El sol aún duerme cuando Miguel Ángel Pérez ya está de pie alistando la masa para preparar empanadas, conchas, picones, arepas, bollos, bisquets y pan de relleno. Así se gana la vida.
El ritual debe comenzar a las 4 de la mañana, para tener todo listo a mediodía y comenzar el recorrido de venta en su motocarro.
Con más de 40 años dedicados a la panadería, Miguel Ángel ha enfrentado adversidades pero ninguna como esta pandemia por el COVID-19 que ha disminuido considerablemente sus ventas.
“Pues un poco bajito. Hacemos un día sí, un día no por la pandemia, para no estar tan arrejuntados. Nos va bien, sacamos para vivir”, expresó.
Su panadería está ubicada en el corazón de una zona escolar, rodeado por instituciones desde preescolar hasta preparatoria, por lo que la ausencia de alumnos ha influido directamente en sus ventas.
“Pues si nos hacen falta esos chamacos para que haya más consumo de pan, para producir más, y pues nos hace falta mucho todo eso, los estudiantes de la ETI, del CBTis y eso nos hace que bajen las ventas”, comentó.
Antes de la pandemia, Miguel Ángel producía pan todos los días, sin embargo, el desplome en las ventas y los más de 70 años que carga sobre sus hombros, lo han orillado a realizar su producción solo los lunes, miércoles y viernes.
Por último, hizo una invitación a todos aquellos vecinos de la colonia Antonio Rosales a visitar su panadería ubicada en la calle Querétaro, a la altura de la Primaria Internado Infantil Paquita Núñez.