Reinventando la Política

El fin de semana en redes cimbró un hecho que brincó las notas nacionales, la activista Saskia Niño de Rivera, de Reinserta, denunciaba que días antes, el 10 de enero, se había encontrado el cadáver de un bebé en un contenedor de basura en el penal de San Miguel, en Puebla.
La activista puso el dedo en la llaga de un problema y rápido autoridades y sociedad civil se pusieron a esclarecer el tema, pero sí hay que decirlo una parte del entorno sí le metió ruido y quiso frenar la bola de nieve de indignación que esto estaba causando.
La activista de Reinserta, muy valientemente preguntaba en redes y en medios ¿cómo había ingresado aquel bebé al penal? ¿Cómo es que, estando prohibido el ingreso a menores, las autoridades no se dieron cuenta? ¿Quién evadió los filtros?
La información fue saliendo poco a poco, ante la expresión de que autoridades explicaran el tema del bebé, incluso el Gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, llegó a amenazar diciendo:
“Todos los que dijeron cosas van a silenciarse… Tengan cuidado también”.
El bebé había nacido en el Estado de México y lamentablemente falleció el 6 de enero, para el 10 de enero el cadáver estaba en el Penal de San Miguel. ¿Qué fue lo que pasó?
¿Qué se está moviendo en el país? ¿Por qué las autoridades en igual de colaborar desde un inicio se lanzan contra quien visibiliza un problema? ¿Por qué al denunciar una falla en la sociedad se objeta a quien acusa?
Al ver la nota en los medios, los padres de familia al ver escritos los apellidos en la pulsera que llevaba el bebé en la muñeca -según información en la columna de Héctor de Mauleón- se movilizaron, ya que el 6 de enero había sido enterrado el bebé en el panteón de Iztapalapa.
Y según información de diferentes notas, fueron al panteón a revisar la tumba del niño por lo que fueron amenazados. ¿Quién los amenazó?
La familia del menor pudo contactarse con la Fiscalía de Puebla, quien hizo las indagaciones y los análisis correspondientes, eso sí, la Fiscalía de CDMX no se durmió en sus laureles y había emitido boletín reconociendo los hechos, le llevaba pasos adelante a su contraparte poblana.
Barbosa ya no volvió a salir. En la mañanera del lunes el presidente le dedicó unas líneas:
“Tiene que ver con el pasado reciente, eso fue lo que nos dejó la política neoliberal”.
Un jefe de una nación ante la atroz situación que se había suscitado, una sustracción de un cadaver de un bebé en Iztapalapa (gobernado por su partido) y llevado a un penal en un estado, Puebla (gobernado por Morena) solamente el presidente se limita a decir que eso es culpa del modelo económico. ¿En qué tipo de país nos estamos convirtiendo? Tal vez la salida al paso fue para blindar a su movimiento de ese hecho.
El cadaver del bebé se halló en un estado donde se cayó un helicoptero donde viajaban esposos, ella, gobernadora y él senador de la República, al reponer el proceso electoral y ganar morena, el actual gobernador juzgó ese evento como un “castigo de Dios”.
¿En qué nos convertimos? ¿Qué clase de ser humano exhuma un cádaver de un bebé para ir a tirarlo a la basura en un penal? ¿Quién lo protege? ¿Qué hicieron con el cuerpo del bebé desde que lo exhumaron hasta dejarlo en el contenedor?
Ante este tipo de situaciones, duele mucho que esto pase y todavía que una parte de las autoridades, por sentirse cuestionados se alteren y amenazen como el caso del Gobernador Barbosa, eso en una democracia no es válido.
Porque en una democracia, como la que queremos, es cómo el paraíso, todos somos válidos, menos los que dañan al projimo y no dejan en descansar en paz a los difuntos.