México.- La mexicana Paola Schietekat Sedas dio a conocer su amarga experiencia, cuando trabajó para el Comité Organizador del Mundial de Futbol en Qatar.
No solo fue víctima de abuso sexual en el país de Medio Oriente, también vivió los embates de la desigualdad de género que se vive en dicho lugar, pues las autoridades la castigaron a ella, en vez de su agresor.
La sentencia: siete años de prisión y 100 latigazos.
Aunque afortunadamente esta condena no se logró concretar, Paola perdió la oportunidad de continuar en su ‘trabajo soñado’.
Sin embargo, esta no fue la primera vez que Schietekat fue víctima de abuso, pues en su adolescencia padeció otra mala experiencia.
La economista y politóloga de profesión, publicó en un artículo su historia, la semana pasada, la cual poco a poco fue tomando notoriedad.
“Tenía 16 años cuando mi primer novio me encerró en su departamento, me violó y amenazó con matarme después de darme una paliza que dejó marcas visibles por varias semanas, todo por un arranque de celos”, narró.
“Recuerdo el camino de regreso a mi casa, pensando en qué iba a decirle a mis papás para justificar las horas en las que no les contesté el teléfono, en cómo iba a ocultar las marcas, porque claramente sentía que era mi culpa, y porque era una niña, sin la capacidad de racionalizar que lo que acababa de vivir era un intento de feminicidio, y porque era una víctima de violencia sexual, que interiorizó, como hacen muchas, la culpa y la vergüenza de lo sucedido”, añadió.
Pasaron unos 10 años para que Paola pudiera externarlo, recurriendo a terapias psicológicas, medicamentos y padeciendo estrés postraumático.
“En esos diez años, mi agresor se casó y tuvo una hija. Me enfurecí conmigo misma por no haber denunciado, por no haberme querido y respetado lo suficiente como para denunciar a alguien que hizo semejante daño. No faltaron ocasiones en las que, personas en quienes confié mi testimonio, me preguntaron, extrañados, por qué no había denunciado. Eso sólo añadía leña a un fuego que ni siquiera yo había iniciado, y que tampoco me correspondía apagar”.
Más adelante, la joven estudió Relaciones Internacionales, Ciencias de la Conducta, Antropología y Políticas Públicas, tanto en México como en el extranjero, llegando hasta la Universidad de Oxford.
Por su vasta educación, el Comité Organizador del Mundial, la contrató como economista conductual.
Fue el 6 de junio del 2021, cuando un conocido, considerado su amigo, perteneciente a la comunidad latina en Doha, ingresó al departamento de Schietekat Sedas cuando se encontraba dormida.
“Después de un forcejeo breve, pues su fuerza sobrepasaba la mía, terminé en el piso. Horas después, me salieron moretones en todo el brazo izquierdo, el hombro y la espalda. Mantuve la cabeza fría: le avisé a mi mamá, a un colega del trabajo y documenté todo con fotos, para que mi memoria, en un intento de autoprotección, no minimizara los eventos o borrara por completo parte de ellos”, contó.
“Y denuncié. Denuncié porque, en un acto de amor propio, me negué a dejar que alguien lastimara así mi cuerpo de nuevo, sin consecuencias”.
La agresión se demostró con un certificado médico, documento que llevó a la policía, acompañada de Luis Ancona, cónsul de México en Qatar.
El atacante argumentó que tenían una relación de pareja y que ella había dado su consentimiento.
Con este testimonio, la joven pasó de ser acusadora a acusada; la policía descartó abuso sexual.
En Qatar, las relaciones extramaritales son consideradas un delito, por lo que, al no estar casados, las autoridades determinaron que Paola estaba incurriendo en un acto ilegal.
La abogada de Schietekat llegó a sugerirle que se casara con su agresor, para evitar una condena, lo que la mexicana sigue sin poder creer.
Además de absolver a su abusador, ella fue condenada a una pena de 7 años de cárcel y 100 latigazos, sentencia que se dio a conocer en su ausencia.
Esto porque Human Rights Watch y el Comité Organizador del Mundial, la ayudaron a salir de Doha el 25 de junio.
Paola aseguró que las autoridades mexicanas no la apoyaron durante esta difícil situación y resaltó la indiferencia e incapacidad del Cónsul.
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