Navolato, Sin.- Con 45 años entregado a los brazos de dios, y llevando su palabra a donde se requirió, Monseñor Isidro Guerrero Macías, el ‘Padre Chilo’ partió de este plano terrenal el pasado 23 de febrero, en la ciudad de Mexicali, Baja California; su última parada, su pueblo de origen, una pequeña comunidad de nombre Iraguato, en Sataya, Navolato.
La convocatoria era clara, recibir los restos del ‘Padre Siri’ (como era conocido en su pueblo) vestidos de color blanco, en representación de paz y bondad, sentimientos que transmitía monseñor, solo con su presencia en donde estuviera.
Pasadas de las 2:00 de la tarde del domingo, los restos del querido sacerdote atravesaban por última vez el puente, el acceso principal a la comunidad, y que está alejado a escasos treinta metros de la Capilla de San Isidro Labrador, iglesia donde se le dio la última bendición, antes de ser sepultado, tras cuatro días de haber concluido su ciclo en este mundo.
La señora Carlota Sánchez, vecina del mismo poblado, se mostró agradecida por haber compartido tiempo de vida con el hombre a quien mas que una autoridad eclesiástica, ellos veían como un amigo entrañable y bondadoso, quien ayudaba a quien podía.
“¿El era originario de aquí? – Si. De aquí de Iraguato. Que si podiamos ponernos blusa blanca todos los que pudieramos, los niños, las niñas, todos. ‘Siri’ para nosotros era padre ‘Siri’. El nos apoyó mucho, a todas las rancheras nos apoyó mucho” recordó.
El amor y admiración por “Siri” no conocía de edades; en su recibimiento había pequeñas y pequeños niños en brazos, otros que recién empezaban a dar sus primeros pasos, niños, jóvenes y adultos y por supuesto, quienes más le conocieron, los abuelitos de ese y otros pueblos e incluso ciudades vecinas, que decidieron unirse a la despedida del servidor de Dios.
Luego de la misa de cuerpo presente, en la misma iglesia que lo vio formarse en el camino del catolicismo, los restos de ‘Siri’ fueron depositados en una gabeta que fue hecha especialmente para él, ahí mismo en el templo, que coincide con la parte trasera de su casa y donde aún habita parte de su familia.
El “Padre Chilo” o “Siri”, seguramente ya se encuentra al lado del creador, y los bellos recuerdos, los cantos de alabanza y las oraciones en su nombre, debieron haberlo acompañado en su paso al cielo; y aunque no alcanzó a conocer una fuente que habían mandado construir en su honor, es probable que continúe derramando su amor por su pueblo y vivirá en los corazones de quienes lo sigan recordando.
Descanse en Paz, Monseñor Isidro Guerrero Macias.
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