Culiacán, Sin.- La tarde de este martes la familia de doña Silvia, una abuelita de 73 años de edad recibió la noticia que a nadie le gustaría recibir. La adulta mayor había fallecido. Un taxista que presuntamente conducía a exceso de velocidad una unidad de alquiler al servicio del Aeropuerto Internacional de Culiacán la embistió cuando intentaba cruzar la calzada Aeropuerto frente a las instalaciones de la Policía Municipal.
Hasta su domicilio ubicado en una de las calles de la colonia Libertad llegó la mala noticia acompañada por varias ofertas y opciones para brindarle los servicios funerarios a la señora de 7 décadas, que a pesar de su avanzada edad se movía sin ayuda de nadie por las distintas calles de la ciudad para realizar sus actividades.
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Minutos antes, en una parte del negro asfalto del carril de alta velocidad de la calzada Aeropuerto, quedó adherido al pavimento un pedazo de manta azul mezclado con sangre con el que el cadáver de doña Silvia estuvo tapado por más de una hora para evitar que miradas morbosas pudieran escudriñar más allá de la cinta tradicional amarilla, por encima de la pared humana que se arremolina bajo los intensos rayos del sol de este lado del listón áureo con letras negras de advertencia de no pasar.
Las miradas incrédulas de curiosos y policías investigadores abren debate entre los presentes para confirmar o descartar si la sangre escarlata despide pequeñas burbujas como si estuviera hirviendo a causa de las altas temperaturas. Es un fenómeno que pocas veces, o nunca les ha tocado ver a estos hombres y mujeres curtidos de este tipo de hechos trágicos de los día a día que cubren para recabar información de lo sucedido y abrir las líneas de Investigación.
A unos 10 metros está un par de chanclas cerradas color café que doña Silvia llevaba puestas al momento de dar los primeros pasos después del camellón que divide ambos carriles, los cuales salieron volando al igual que el pequeño cuerpo de la señora de la tercera edad. A menor distancia se encuentra la bolsa de cuero sintético color café con pequeños garabatos simétricos de colores donde ella celosamente guardaba sus pertenencias.
Para este momento el cuerpo ya no está, apenas unos 10 minutos antes fue subido a una camilla para trasladarlo a una de las frías planchas del Servicio Médico Forense, donde tendrá que esperar a que se le realice la autopsia de ley y posteriormente sea identificada de manera ocular por sus familiares.
Aún así, los vehículos transitan a vuelta de rueda por el lugar, mientras sus conductores tratan de hurgar entre las patrullas y las batas blancas del personal de servicios periciales el cuerpo sin vida de la nueva víctima en Culiacán, el de la abuelita que en su afán de recibir un apoyo del Gobierno Federal perdió más de lo buscado, su vida que sin duda dejará un gran vacío y dolor en sur descendientes.
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