Los Mochis, Sin.- Veintidós años han pasado desde aquel 23 de septiembre, cuando Aurelio Rodríguez fue arrollado por un auto en la ciudad de Detroit en el año 2000. El accidente le causó la muerte al gran “vato” y la tristeza de su pérdida a miles de familiares, aficionados y amigos que perdieron a uno de los mejores peloteros que ha dado el beisbol mexicano.
Al momento de su partida, Aurelio se convirtió en una de las leyendas más recordadas del beisbol y un ícono de la organización de los Cañeros de Los Mochis, quienes hoy visitaron el lugar donde descansan sus restos, tras la barda derecha del Estadio Emilio Ibarra Almada.
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Fue en 1967 cuando “El vato” de Cananea debutó en las grandes ligas, el primero de septiembre con los Angelinos de California, después de haber triunfado en México con Los Charros de Jalisco. A su regreso a nuestro país, jugó en la Liga Mexicana del Pacífico, muy poco tiempo con los Yaquis de Ciudad Obregón, pero su exitosa carrera la desarrolló con los Cañeros de Los Mochis, ciudad en donde se encuentra sepultado, a un costado del estadio de beisbol, al pie del Cerro de la Memoria.
Su hermano mayor, Francisco “Chico” Rodríguez, quien también tuvo una exitosa carrera de 20 temporadas con diferentes equipos en la Liga Mexicana de Verano y en invierno con los mismos Cañeros, también visitó la tumba de su hermano y entre emociones encontradas comentó.
“Han sido 22 años desde aquel día que estuvimos conscientes que físicamente ya no lo íbamos a volver a ver, pero me doy cuenta que todavía lo llevamos en el corazón, muchas gracias a todos y que Dios nuestro señor nos bendiga a todos. Que tengan muy buena campaña, llegando los playoffs y vamos por el campeonato. Yo siempre voy a seguir siendo cañero, muchas gracias a todos”. Dijo el ex beisbolista agradeciendo la visita del equipo esmeralda.
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