Guasave, Sin.- Ya estaba puesta la mesa principal, con mampara decorada para la fiesta de Alan, el pequeño que este mediodía murió atropellado en Rojo Gómez, Guasave. La temática era de tractores de conocida marca verde con amarillo, porque le gustaban mucho y se emocionaba cuando los veía.
El patio de la casa de la abuelita materna, con domicilio en Rojo Gómez, estaba limpio, recién regado y barrido. Más tarde se pondrían las mesas. Los papás de Alan y el menor vivían en Vicente Guerrero, un ejido vecino, pero ese día desde muy tempranito llegaron con los abuelos para tener todo listo para el festejo.
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Alan fue un niño muy esperado, su mamá lo cuidaba mucho, batalló para concebir, era hijo único. Lo cuidaban mucho, por eso no es justo que se pregunte de manera inconsciente: ¿dónde estaba la mamá al momento de la tragedia?, refuta una vecina, a quien le consta el amor y cuidados de la mamá al niño.
En un minuto sucedió la desgracia. La mamá cruzó a una casa enfrente de la de su mamá, según comentan las vecinas. Iba a recoger unas papitas, de esas que se ponen de botana en las mesas de fiesta; el niño cruzó la calle, en ese momento una camioneta Dodge llegó a dejar a su abuelo a comer, venía del trabajo. La tragedia llegó
La camioneta era alta y no alcanzaron a ver al niño tan pequeño. El abuelo materno fue testigo de cómo el menor falleció de manera inmediata.
Hoy en la familia hay luto, mucho dolor y tristeza, impactados de como de un minuto a otro pasaron de un día de fiesta y regocijo a un ambiente insoportable con la pérdida de un pequeñito que con mucho amor llegó a su hogar.
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