Reinventando la Política
En este plan “B” de reforma electoral a casi 9 meses de que inicie el proceso electoral presidencial, varias cosas aprobaron que nos va a trastocar los procesos democráticos:
La más visible y que va en contra de todo orden del espíritu del voto es “la vida eterna” a partidos, que es incluir en el artículo 12 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos electorales el siguiente texto: “que los votos se sumarán para el candidato de coalición y contarán para cada uno de los partidos políticos para todos los efectos en la ley” y “los partidos deberán celebrar un convenio de distribución de votos emitidos”.
Que no es otra cosa que el beneficio para los partidos chicos al aliarse a partidos grandes, estos pueden trasladarle votos para continuar con el registro y que sigan pues con vida en el juego electoral.
El Verde Ecologista intentó revivir este artilugio, manteniendo alianzas con Morena y es que el movimiento del presidente López Obrador, lleva la voz cantante ante tanto respaldo electoral y el “verde” lo que busca es prevalecer, como “charal” nadando al lado del “tiburón” Morena.
Y es que el PVEM está jugando muy hábilmente para poder prevalecerse al lado de Morena.
Y es que, a este abuso y perversión del sentido del voto del ciudadano, en donde el partido se apropia de la decisión y la traspasa a los mini-partidos asociados, ante esto, hace 14 años la Suprema Corte dijo que esa decisión es inconstitucional porque no es razonable que un partido que no alcanza suficientes votos para sí mismo para mantener el registro, se le dé una especie de transfusión de votos para mantenerlo con vida.
En el espíritu del voto esto es inconstitucional. Nos hablan de democracia, pero solamente están armando una “democracia a modo” para el movimiento del presidente López Obrador y eso no es la democracia, no la dicta la mayoría, la democracia la dicta el consenso.
Es a través del diálogo y del consenso cómo caminó la democracia en nuestro país y en estos días decembrinos la democracia se eclipsó y en esta “mal llamada reforma electoral” no se consensó, sin leer, sin discutir, con aliados buscando beneficiarse del “quebranto democrático”, como saqueando el tesoro del país al momento de reescribir la regla del juego para preservar un régimen de una figura.
Lo que se está aprobando es la preservación de un régimen político de un caudillo, no de un aparato político que hereda el poder entre equilibrios, pareciera que las reglas que se aprobaron son para que una figura desde fuera siga maniobrando sobre la institucionalidad a través de un esquema de pactos y acuerdos.
Y ese esquema de pactos y acuerdos se basa en la lealtad a lo pactado por encima de instituciones o leyes.
Vamos a transitar entre reglas no escritas, de pactos soterrados que van a forzar los cambios en la regla del juego.
Sin verdad no hay futuro, dijo el Padre Francisco Roux, quien es el presidente de la Comisión de la Verdad en Colombia. Sin verdad, con polarización, con división, trastocándonos el orden democrático, con fosas, sin medicamentos y con carestía, el país sigue aguantando y no se ve el futuro.
Vamos a una espiral, donde solamente se ve más violencia, con ánimos caldeados, se parece mucho a la sucesión del 94: acumulación de poder, adicción al control y muchos grupos dolidos. No se ve futuro, algo raro huele el país, pero esperemos que el país se calme y en las horas decisivas, las elites se porten como gente grande.
Vienen días difíciles y los partidos políticos solamente piensan en seguir viviendo, aunque no voten por ellos.
Y el país sigue…