
Culiacán, Sin.- La Fiscalía General del Estado logró una de las penas más altas en Juicio Oral, al condenarse a pagar con 105 años de prisión a Carlos Alberto “P”, quien el 24 de junio de 2017, cuando él tenía 21 años de edad, asesinó a su madre y hermanito.
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De la carpeta de investigación se desprende que los hechos ocurrieron en una vivienda del fraccionamiento Santa Rocío, al sur poniente de la ciudad de Culiacán, donde el hoy sentenciado en la causa penal: 239/2017 atacó con arma punzocortante tanto a su mamá de nombre Flor María “B” y a su hermano de 12 años de edad.
El crimen
En la audiencia inicial en 2017 cuando fue detenido, el imputado declaró que al salir de casa le dijo a su mamá, quien se encontraba acostada, que iba salir con unas amigas. Ella le respondió bromeando: “cuídate mucho, wey, usa condón”. Salió en Uber alrededor de las 21:00 horas y recogió en la colonia Bachigualato a sus dos amigas, quienes son hermanas. Se dirigieron a una bodega de Ampasa, donde él laboraba. Compraron cerveza y botanas para convivir los tres.
En su declaración, Carlos Alberto dijo que a media noche le marcó su mamá y le dijo que no tomara mucho, él le respondió que no se preocupara. Después dijo haber recibido la llamada de su novia, que le pedía que fuera a verla, que acababa de llegar de una fiesta y quería verlo, aunque sea un ratito.
Mientras que a las amigas les dijo que tenía que salir porque su novia le pedía que le comprara una lata de leche para un bebé que tenía. Las dejó solas y les pidió que ahí lo esperaran, que volvería pronto. Tomó uno de los vehículos de la empresa y se fue pasada la media noche.
Al hacerse tarde y Carlos Alberto no regresaba, una de ellas le marcó a su celular para preguntarle que si le faltaba mucho. Él contestó agitado, le dijo que ya iba, que solo había ido a un mandado a su casa. Titubeó y rectificó: a la casa de mi novia.
De acuerdo a los testimonios, fue después de las 3:00 horas del día siguiente cuando Carlos regresó al convivio, pero una de las jóvenes ya estaba enfadada y pidió un Uber dejando a su hermana sola con él. De acuerdo al testimonio de la otra joven, Carlos Alberto llegó raro, serio y no platicaba nada, apenas le contestaba cuando ella le sacaba plática. Notó que llegó sin su reloj marca Gucci de color negro con franjas rojas y verdes que traía en un principio, pero no le tomó importancia que ya no lo trajera puesto.
Alrededor de las 5:00 horas ella le pidió irse, pero Carlos le contestó que se fuera en Uber, que él se quedaría a limpiar el cochinero que tenían. La joven se fue y él se quedó.
Fue alrededor de las 7:00 horas cuando el joven, hijo mayor de Flor, llegó a su casa. Al llegar su vecina le habló y le preguntó que si todo estaba bien, a lo que él respondió que si por qué preguntaba eso. La vecina le comentó que por la noche había escuchado gritos de auxilio, pero que había llamado a la policía y no habían acudido. Carlos dijo que tenía dos días que había perdido sus llaves de la casa, por lo que se dispuso a brincarse la barda y el esposo de la vecina lo acompañó por si ocupaba apoyo. Al entrar por la puerta trasera que estaba abierta, relataron en sus testimonios, que encontraron a Flor sin vida en el pasillo. Fue entonces que el vecino sacó al joven e ingresó a la vivienda a buscar al niño, encontrándolo tendido en la cama de unas de las recámaras. Estaba muerto y con una sábana encima.
Carlos le habló por teléfono a su padre, de quien su mamá se había separado hace alrededor de 6 años, y también a la actual pareja de su madre. Fingió no saber lo qué había pasado.
De acuerdo a las investigaciones hechas por los peritos de la Fiscalía General del Estado, Flor forcejeó con su agresor, su hijo, intentó defenderse, pero no tenía elementos o armas para salir con vida. Mientras que el niño, según las periciales, fue asesinado cuando estaba dormido. Ambos tenían heridas de arma punzocortante en diversas partes del cuerpo, principalmente en el cuello.
En la puerta de la cocina los investigadores encontraron escrita la leyenda: “falta uno” con lápiz.
Las pruebas en su contra
Una de las pruebas contundentes que tomó el juez fue el reloj color negro marca Gucci que traía puesto en el convivio y que después fue encontrado debajo del cuerpo de su mamá. Asimismo, la novia en su declaración desmintió que le hubiera llamado o que lo hubiera visto esa noche. Mencionó que a Carlos Alberto no lo veía desde una semana antes del crimen. La novia señaló que ese día por la mañana él le había marcado por teléfono y le había pedido que dijera que había estado con ella porque habían asesinado a su familia y estaban investigando a todos, sin embargo, ella sintió miedo y dijo la verdad a las autoridades. Lo mismo declararon sus amigas, a quienes también les había marcado pidiéndoles que dijeran lo mismo.
Otra prueba más en su contra fue la piel que encontraron en las uñas de su mamá, el perfil genético era del imputado, su hijo mayor. Respecto a los estudios que hicieron los expertos de la leyenda: “falta uno” en la puerta de la cocina, determinaron que él lo escribió de su puño y letra.
Otro indicio fue el vehículo que tomó de la empresa, el cual tenía rastros de sangre en manija, carrocería e interiores con el perfil genético AR positivo de su mamá. Al checar los videos de las cámaras de vigilancia públicas, se determinó que condujo hasta su casa, no a la casa de la novia como dijo en su declaración. En las videograbaciones aparece la camioneta del trayecto a su casa en Santa Rocío y de regreso. De igual manera, la hora de muerte de Flor y su hermano menor coincide con la hora que Carlos Alberto dejó a sus amigas solas para salir, de 1 a 3 de la mañana.
A todo esto se suma que de acuerdo al examen médico practicado al imputado, tenía varias heridas y rasguños en mejilla, brazos y manos, lo cuales él alegaba que se los hizo días antes trabajando, pero los análisis arrojaron que se los había hecho hacía menos de 24 horas, presuntamente en el forcejeo.
“Los amo, yo no los maté”
En aquella audiencia, en 2017 cuando fue detenido, Carlos le pidió la palabra al juez.
“Son mi familia y no pude haberles hecho esto porque los amo. Soy culpable, pero de no haber estado ahí, no los cuidé y por eso les arrebataron la vida”, manifestó. “Yo no maté a mi madre ni a mi hermano, los amo. Me parece injusto que me declaren culpable de algo que no hice”, insistió.
El móvil del crimen nunca se reveló.
Condena
Carlos Alberto “P” quien deberá purgar una pena de 105 años de prisión; siendo por la pena máxima de 55 años por lo que respecta al delito de feminicidio agravado por relación de parentesco y 50 años de prisión por el delito de homicidio agravado por relación de parentesco por ser altamente gravísimo y la crueldad del hecho; además se le condenó al pago de reparación del daño por 400 mil 200 por cada una de las víctimas.
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