Acuerdos y Desacuerdos

En el saber popular suelen destacarse cuestiones básicas y comunes que surgen de manera espontánea (o casi), cuando se menciona una palabra o frase. Así, por ejemplo, la palabra navidad nos lleva a pensar en fiesta, regalos, aguinaldo;
Escuela nos lleva a profesores, tareas, recreo; decir políticos implica desconfianza, promesas no cumplidas, mentiras.
En literatura, si decimos don Quijote nos imaginamos a un viejito loco que va por ahí inventándose aventuras; Octavio Paz es un señor muy serio, poeta que ganó un premio nobel; pinocho es un niño de madera que cuando miente le crece la nariz.
En la más comodina de las búsquedas de información que podemos hacer, es decir, Wikipedia, encontramos que Las aventuras de Pinocho (en italiano: Le avventure di Pinocchio) es una obra literaria escrita por Carlo Collodi. Se publicó en el país de la bota en el periódico Giornale per i bambini, desde 1881 hasta 1883.
El carpintero Geppetto es un humilde hombre que siempre había deseado tener un hijo. Un buen día se le ocurre la genial idea de tallar una marioneta de madera con la forma de un niño de verdad. Antes de estar terminada, ésta cobra vida inesperadamente y se convierte en un niño travieso y desobediente al que Geppetto llama Pinocho (o Pinocchio en la versión original).
Esta obra ha llevado a diversas adaptaciones musicales, teatrales o cinematográficas. El director y guionista de cine Guillermo del Toro se encargó de devolver a la pantalla grande la obra de Carlos Collido, obteniendo con esta cinta un gran reconocimiento tanto a nivel de crítica como del público en general.
Guillermo del Toro propone en su versión fílmica de Pinocho que el niño de madera con alma prestada, no se comporte como títere, sino como humano.
El cine hecho en los Estados Unidos de América, suele destacar los aspectos tecnológico e industriales, olvidándose de la humanidad, la profundidad y la emoción que deben ser parte integral del séptimo arte. En el caso de su Pinocho, del Toro presenta una obra en la que se medita sobre el concepto de familia, sobre el amor, la vida, la muerte, el absurdo de la guerra y especialmente, sobre la libertad y la anarquía.
Luis Antonio Espino, especialista en discurso político y manejo de crisis, escribe en la revista letras libres de enero de 2023, que de acuerdo a un conteo realizado por SPIN-Taller de Comunicación Política (spintcp.com), se registra que el presidente AMLO ha hecho casi 87 mil afirmaciones falsas, engañosas o que no están respaldadas por información pública hasta agosto de 2022, es decir, en poco más de tres años y medio de gobierno.
Para comparar, el Washington Post contabilizó poco más de 30 mil 500 afirmaciones falsas y engañosas de Donald Trump durante sus cuatro años en la Casa Blanca. Más allá de comprobar con espanto que AMLO supera al presidente más chapucero de la historia de Estados Unidos, lo importante es tratar de entender la naturaleza y magnitud del problema. No estamos solamente ante un político mentiroso, estamos ante una estrategia deliberada de desinformación que busca imponer dos ideas falsas: uno, que López Obrador es un líder infalible y el único con legitimidad –él le llama “autoridad moral”– para gobernar; y dos, que toda persona que critique, cuestione o se oponga al presidente vive en un estado permanente de inferioridad moral y por eso no tiene legitimidad para participar en la vida pública. López Obrador usa la mentira para ponerse a sí mismo por encima de toda la sociedad a fin de proteger sus decisiones de la revisión y opinión pública, evitando por completo la rendición de cuentas.
En el entendimiento popular tiene carta de naturalidad que los políticos mientan, se percibe como consustancial al oficio de la política la práctica del embuste. Tal vez esto no afecte demasiado si un político en campaña propone construir un puente sobre un río, aunque después le informen que tal río no existe.
El problema, que puede devenir en tragedia, ocurre cuando el engaño oculta información, minimiza situaciones y retrasa soluciones como ha sido el caso de la pandemia de covid-19; el presidente ha dicho que tendremos un sistema de salud como los mejores del mundo, cuando hay una falta de presupuesto para equipar hospitales, así como un desabasto crónico de medicamentos; el presidente ha dicho que su gobierno es honesto y aspira a instaurar una sociedad más justa, mientras destruye instituciones que equilibren el ejercicio del poder, centralizándolo en su persona y perpetuar su movimiento populista.
Un muñeco mentiroso puede inspirar la creación de obras de arte, un político mentiroso divide y fractura a la sociedad. Una vez más, los artistas superan a los políticos.