Reinventando la Política

Durante la presentación del libro “La Democracia no se toca”, los consejeros Ciro Murayama y Lorenzo Córdova, expusieron como “el plan B” pondrá en riesgo los derechos de los ciudadanos a votar en elecciones libres y auténticas.
El hecho de que estemos viviendo en esta normalidad democrática no quiere decir que siempre lo fue así, comentó en el evento Jacqueline Peschard. El sistema de partidos era necesario abrirlo, diseñar fórmulas de financiamiento en radio y televisión.
La legislación que pretende instaurar el presidente López Obrador a través de su secretario de gobernación, Adán Augusto López quien también es precandidato de Morena a suceder a su paisano tabasqueño.
¿Cómo es posible que un precandidato presidencial esté usando abiertamente su influencia para modificar la ley electoral, por orden de su jefe el presidente?
Pareciera que el grupo “Tabasco” quiere hundir en ácido al INE, pareciera que quieren “pozolear” al Instituto Nacional Electoral y el ácido es el odio que fomentan a diario.
Si las autoridades del INE tienen prestaciones caras que se legisle y se les retiren, pero el INE ha sido capaz de autenticar al ciudadano que vota, quitar las 300 juntas distritales ¿Quién va a tomar las fotos y quien dará la credencial para votar? ¿El Gobierno?
Lo que se está viendo en el país y con el cambio de reglas y con aliados importantes dejados en el terreno, Morena se apresura a ganar la elección o a invalidarla. Ganar al estilo Calderón “Haiga sido como haiga sido”.
El inicio del 2023 fue un preámbulo de cómo se va a desatar la violencia en el país y que seguirá en el 2024. Los discursos de odio seguirán, una cosa es cierta, entre más se presione el “Plan B” es que están perdiendo aliados en los territorios y vulnerando a gobernadores.
En el politburó del presidente se están tomando decisiones que son saldos de los errores de los primeros 4 años y están tratando de corregir, sobre todo con los principales socios comerciales, por eso al congraciarse con unos se enemistan con otros y están tomando decisiones que no se supieron calcular.
En ese error de cálculo es que se ve que el 2023 será un año violento y no se diga el 2024. En noviembre comenté en la mesa de análisis que el 2024 será parecido al 1994 en lo turbulento de la sucesión, ahí empezaba a ver lo que venía, a casi tres meses puedo ver que no sólo será igual al 94 sino que será de proporciones enormes.
Acumulación de poder en un solo núcleo, control absoluto de las instituciones de gobierno, precandidatos débiles dependientes de la figura del presidente más que el partido, los ´cárteles del narcotráfico sin señales de total certidumbre y un cambio de señales constante a las bases y a los actores políticos, lo que se traduce en una alta dosis de perversidad en las esferas del poder.
Viene una violencia de proporciones grandes, el problema es que en esta etapa de nuestro país el terror se ha vuelto colectivo. El miedo ya no sólo lo tienen la gente, también los políticos.
Quisiéramos una democracia tranquila, que nos traiga paz, esa no la supimos construir, pero con la democracia que se construyó en ese edificio también venían las balas, los homicidios y los desaparecidos, en el 2018 quien llegó al poder, su gran legitimidad le hizo creer que podría ser arquitecto y dinamitar el edificio para hacer uno a su medida, a su gusto y preferencia, el problema es que no se consultó a todos los que habitan en el edificio que se llama México.
La falta de certidumbre y de cumplimiento de acuerdos con diferentes grupos fuertes en el país es lo que puede hacer que el país entre en una espiral de violencia.
¿Por qué cambiar las reglas del juego? Si tienes las dos terceras partes de los gobernadores ¿Por qué destazar a la democracia? Si eres dueño de la mayor franquicia electoral.
Las respuestas las empezamos a ver en enero, porque se va a traicionar a los aliados… Por eso se cambian las reglas, porque por lo menos uno de los postulados teologales de la 4T no se está cumpliendo:
-No traicionar.
¿Quién sigue?