Culiacán, Sin.- Hace 30 años, don José y doña Josefa se trasladaron de su natal pueblo enclavado en la sierra del estado de Durango para iniciar una nueva vida en Culiacán, donde a miles de sacrificios lograron sacar adelante a sus tres hijos, pero la tarde de este lunes, el destino les tenía reservada una mala jugada que les hizo perder todo y hasta las ganas de vivir.
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Bajo una pequeña sombra que proporciona un cartón y sentada en una de las tantas rocas que hay en el terreno, donde existía hasta hace unas horas la vivienda, que por 6 años fue su único patrimonio, doña Josefa observa como aún sale humo de los rescoldos que quedaron tras el incendio que arrasó su vivienda durante la tarde noche de ayer.
Mientras narra lo sucedido, las lágrimas brotan de sus ojos e inundan sus pupilas color verde mar, tirando a grisáceo, al no poder contener los sentimientos que le hacen recordar el incendio en el que perdió prácticamente todo lo que poseía, pero al final, exhala aire para enderezar su enjutado cuerpo a causa de los 67 años que lleva a cuestas y dice: lo bueno que tenemos vida.
“La lumbre apareció de una, luego se vino rapidito y llegó a la ropa. Después toda la casa se estaba ardiendo y ya no tuvimos chanza de sacar nada, solo lo que llevábamos puesto. Mis hijos y unos vecinos sacaron a mi esposo y luego a mí, pero yo quería sacar mis cosas, pero no pude”, señaló doña Josefa, mientras está apunto de soltar el llanto debido a la impotencia de haberlo perdido todo.
“Anoche nos prestaron una casita en la Toledo Corro, es de unos amigos, y allá dormimos mis hijos y nosotros porque aquí no quedó nada. Ahorita yo y mi hijo nos venimos caminando desde la Toledo hasta acá, porque no tenemos para el camión. Mi esposo se quedó allá porque no ve, está ciego porque está enfermo de diabetes y nosotros nos venimos para ver qué podríamos rescatar de lo que quedó, pero no hay nada”, continúo platicando mientras su vista se pierde en un gato de color amarillo y amado Kiko que se pasea entre los tizones quemados.
Mientras doña Josefa platica con el reportero, su hijo de nombre José, junta pedazos de cartera, clavos de metal y los utensilios de cocina que quedaron reducidos a chatarra para poderlos vender como fierro viejo y sacar algo de dinero para comprar comida, aunque para ese momento ya recibieron dos despensas por parte del Sistema DIF, así como tres colchonetas, una escoba y un par de cobijas.
Las condiciones en las que se encuentra la familia son de extrema necesidad, ocupan agua embotellada, alimentos no perecederos, ropa para adultos, medicamento, calzado, dinero en efectivo y todo tipo de muebles que les puedan servir.
Si usted siente en su corazón la necesidad de apoyar a esta pareja de ancianos, originarios de los poblados de Canelas y Los Remedios, Durango, puede comunicarse al teléfono 6674227980 con José Salas Sánchez, hijo de don Manuel y doña Josefa, o bien, comunicarse al teléfono del programa Súmate Sinaloa: 6674307731 con quien conteste.