Culiacán, Sin.- Tarde con un clima benévolo, concurrencia crítica y exigente, la constante de cada visita: ¡Es la primera vez que viene una autoridad a nuestra colonia! Exclamaban los presentes, un colectivo municipal aceitado, un alcalde de Culiacán respetuoso, frontal y asertivo.
Los condimentos descritos anteriormente hacían pensar que un delicioso platillo estaba cocinándose sobre el gran horno de la praxis político-social. ¡Y sí! ¡Así fue! Sin más preámbulo que la expedita presentación de su equipo de trabajo, el presidente municipal, Juan de Dios Gámez Mendivil, explicó en un par de segundos la dinámica con la que se integraría el guiso: tomar el utensilio (micrófono) de trabajo y que todo sucediera en la gran cocina ciudadana, un parque vecinal de la colonia Prados del Sur.
Durante el evento, los vecinos no dudaron en extender su agradecimiento al alcalde de Culiacán, así como hacerle llegar algunas necesidades que tiene el sector.
“Pavimento, ¡urge el pavimento! pero más que todo, concreto hidráulico”, expresó uno de los líderes vecinales.
“El alumbrado. Todo el día se llevan muchachos en el vicio”, reclama una señora clamando por iluminación en las oscuras noches en la colonia.
“Necesitamos de manera urgente que trabajen en el pasto sintético de la cancha de fútbol”, evidenció una joven madre.
“¡El drenaje, señor presidente! Cada vez que viene la época de lluvia, las alcantarillas estallan en un magma de residuos fecales y “tutti quanti” de lo relacionado a toxicidad bioquímica”, exclamaron al unísono adultos mayores, señoras, señores, jóvenes, niñas, niños de Prados del Sur.
Todas las demandas presentadas estuvieron dentro del rango común de cada colonia, sin embargo, hubo una que llamó la atención del alcalde, sobre todo por los tiempos de zozobra y vértigo con el que se vive, la agradable petición de una maestra.
“Queremos rehabilitar ese cuartito para que sea una biblioteca”. Y es que en épocas de reggaetón y emojis, leer no es el imperativo que dicta la consciencia-inconsciencia, por eso es que hasta cierto punto fue sorpresiva la solicitud de crear un recinto destinado a las letras. Era como si se quisiese construir un oasis dentro de un cráter lunar.
Para cerrar esta narrativa retomo el primer párrafo, los condimentos hicieron que esta reunión estuviera aderezada de más exigencia por parte de los pobladores, pero es justo en este marco, donde los “Diálogos por el Bienestar” tienen eco.