Reinventando la Política

Pareciera que antes, en el pasado eso le decía el viejo sistema político -que aún prevalece- a sus militantes que buscaban una candidatura: podría que te tocará dulce, pero no era el que tu querías o podría que te tocara truco: algún expediente guardado. Eso sí, si te portabas bien siempre habría dulce. Eran pues los tiempos de aquella figura mitológica que Octavio Paz llamó el ogro filantrópico.
En estos tiempos modernos, en ese PRI de formas aún de antaño, con la supuesta formúla que encabezará la dirigencia hubo truco.
¿Cuál fue el truco? El truco todos lo sabían. El dirigente Alejandro “Alito” Moreno sería el gran elector. ¿Qué pasó? ¿Qué vio Alito en una formúla que no vio en otra? ¿Quién lo convenció? Son preguntas sin línea abierta.
Al final la línea estará ahí: esa decisión vertical que cae desde la punta de la pirámide hasta la base… Base que hace mucho no consultan.
Sin duda, se vienen tiempos muy complejos para el PRI, por lo pronto una legisladora se retiró del PRI, otra puso en pausa su militancia, líderes de colonia pidiendo proceso abierto.
Lo cierto es que si no vemos grandes desprendimientos o figuras que quedaron en el camino es porque algo los detuvo y ese algo puede ser promesas de posiciones en el futuro. El problema es con un dirigente nacional así no hay garantía de cumplir la palabra.
Lo cierto que en el PRI es como en cualquier partido político aplica el concepto de selección natural de las especies, sale vivo quien se adapta al cambio.
¿Iniciará un éxodo silencioso?
Esa es la tarea de la nueva dirigencia: darle entrada a caras nuevas, construir narrativa que brinde confianza, estar en el barrio y confrontar cuestionando.
Al PRI le falta barrio, le falta ser oposición.
El reto es leer e interpretar a la calle… pero si eso no sucede, solamente será una oficina de plurinominales.
El problema es que entre los priistas ya están hartos de trucos y ya no hay dulces… y eso los priistas lo saben.