Los Mochis, Sin.- Como quien quisiera curarse en salud, así llegó Miguel Humberto Favela, dueño de la concesión del estadio Centenario de Los Mochis, al juego de leyendas entre América y Chivas que se llevaba a cabo este sábado en la ciudad cañera.
El empresario se veía bastante molesto y le hablaba de manera acalorada a la síndica procuradora de Ahome, Cecilia Hernández Flores, quien atendía amablemente, pero sin entender el exaltado reclamo del empresario, quien en repetidas ocasiones recalcó la falta de apoyo que ha recibido, escudándose de las deplorables condiciones en las cuales se encuentra el inmueble futbolero.
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El momento bochornoso se vivió a un lado del banquillo del América, justo después de haber dado la patada inicial del evento que se llevó a cabo a cargo de la funcionaria municipal y donde al unísono se escuchó la rechifla del público que gritaba de manera constante reclamando la falta de luz en el estadio.
Los Noticieristas se dieron a la tarea de investigar cuál fue el motivo de la falta de alumbrado y al decir de uno de los encargados del staff, la gente de Miguel Favela solo tenía en un 75 por ciento alumbrada la cancha del estadio, cuando se había comprometido con Gaspar López Villafuerte (organizador del evento) a tenerlo en un 100 por ciento en todas sus áreas.
“Si quieres te lo regreso, pero me van a tener que pagar lo que yo he invertido, yo con mi dinero personal lo he levantado porque estaba muy deteriorado”, comentó el empresario a la funcionaria, que le hacía hincapié en que ellos (Municipio) no tenían nada que ver en las fallas técnicas del evento.
Mientras Favela seguía molesto reclamando situaciones pasadas, la funcionaria solicitaba en repetidas ocasiones la presencia de López Villafuerte.
La plática duró varios minutos hasta subir mucho de tono, a tal grado que Marco Antonio Galaviz, director del Deporte del Ahome tuvo que entrar al quite y pedir a los presentes que se tratarán ese y otros temas pendientes en la oficina del alcalde, pues no era ni el lugar, ni el momento para dicha discusión.
Mientras todo eso pasaba justo a un costado del área de prensa. Dentro de la cancha las leyendas de América y Chivas se entregaban a su pasión para el deleite de los aficionados, que una vez dado el silbatazo inicial se olvidaron de la falta de iluminación y disfrutaron de un espectáculo de estrellas.
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