Culiacán, Sin.- Para el agente Luciano de la Policía Municipal de Culiacán la jornada laboral del día martes 12 de marzo sería como cualquier día de trabajo, salir a patrullar las calles, ir a echar gasolina y atender los reportes que llegan al 911 esa era la rutina, pero poco después del mediodía las cosas cambiaron y las emociones y sentimientos que cualquier humano tiene afloraron en el uniformado con más de una década dentro de la corporación.
Alrededor de la 1:30 de la tarde, un niño de escasos 10 años le echó el grito cuando Luciano y su compañero realizaban rondines de vigilancia por la avenida Rafaela López de Ley, en el fraccionamiento Alturas del Sur.
Con angustia y desespero el menor les hacía señas al momento que les decía el sitio exacto de una alcantarilla donde estaba un perrito atrapado desde esa mañana.
Con la desconfianza de que fuera una broma, pero con la responsabilidad de atender el llamado del niño, Luciano y su compañero descendieron de la patrulla y se aproximaron a la esquina de la avenida Rafaela López de Ley y la calle Cima del Nevado de Toluca para confirmar con sus propios ojos que en el interior de la obra hidráulica estaba encerrado un perro de poco menos de un año de vida.
El animalito, como dice el corrido, “de un color dorado claro, más bien tirando a amarillo”, visiblemente desnutrido y descuidado estaba enroscado en el fondo de la zanja de la alcantarilla.
Sin fuerzas ni siquiera para voltear a ver quién le hablaba en la superficie donde se impedía el contacto entre los humanos que lo miraban y él debido a una barrera de una gruesa rejilla de acero que estaba soldada a los extremos para evitar que sea hurtada.
En ese lugar el policía trató de mil maneras sacar al can para ponerlo a salvo, pero horas después otras emergencias hicieron que se retirara para ir a atenderlas y solo atinó a decirle a los vecinos y al niño que le dieran agua y algo de comida para evitar que el animalito muriera.
Luciano, con 11 años y medio en la corporación y sin ningún grado de los muchos que le han prometido fue a atender sus responsabilidades como agente policíaco, pero en su mente y en su corazón le redarguía un sentimiento de culpa y en su conciencia estuvo ese ser vivo toda la noche, pensando si había muerto, si comió, si tomó agua o si seguía en ese mismo sitio atrapado.
Es por ello que el día de hoy, a alrededor de las 10 de la mañana se dirigió al mismo sitio donde estaba el perro y lo encontró de la misma forma, sin ánimos de vivir y visiblemente deshidratado, por lo que solicitó la presencia de los elementos del cuerpo de bomberos, pero fue más su desespero y optó por sacar el gato hidráulico que traía en su carro particular para comenzar a abrir una de las rejillas.
Luego de algunos minutos de batallar y lesionarse las manos por no contar con el equipo especial para realizar ese trabajo, el policía municipal Luciano logró rescatar al perrito, cuyo dueño se dedica a juntar material reciclable en la zona donde ocurrió el accidente y el cual es de escasos recursos, pero con sus propias palabras Don Ramón señaló que su único tesoro era el “Canelo”, un perro enjuto de carnes y encorvado que para él es el mejor animal del mundo.
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Ya en el exterior y al sentirse libre de nuevo el perrito saltó como venado moviendo la cola de un lado para otro, husmeando entre el terreno del lugar, como tratando de buscar comida o de asimilar que era libre de nuevo y rápidamente corrió con su amo para seguir disfrutando de las aventuras de todos los días, mientras que Luciano se fue a descansar con tranquilidad a su casa, sabiendo que había hecho más de lo que es su responsabilidad, pero salvó la vida a un ser indefenso.
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