Guasave, Sin.- Isabel Miranda Valenzuela es el pescador, originario de La Pitahaya, a quien le tocó llevar en su panga al arqueólogo y antropólogo José Rodrigo Vivero Miranda a la Isla Macapule desde la primera expedición.
Lo encontrado por el investigador, ha confirmado lo que sus padres y abuelos ya les habían dicho: “que antes había gente habitando la isla y que es un lugar sagrado, que se debe respetar y del que no hay que llevarse nada si vas de visita”.
Pese a que los lugareños lo han sabido, el hecho de que ahora el también maestro de la Universidad de Oklahoma esté haciendo estudios respecto a los vestigios, les brinda esperanza de que se haga del sitio un espacio para el turismo responsable, y que esta actividad sea la alternativa a la pobreza que azota a la región ante lo mal que le ha ido a la pesca, actividad primaria de la que dependen mayormente.
“Antes nos decían que había habido gente ahí viviendo, eso ha estado de toda la vida, yo creo que los que no están enterados son los que vienen de fuera, esa isla tiene mucho potencial, pero necesitan investigarla y ver todo lo que tiene. Ya ves que no puedes llevar mucho turismo, tienes que llevar un turismo controlado, con áreas que sean respetadas y gente que sepa que no puede traerse nada de allá, que no es para traer recuerdos, sino para apreciar y respetar”.
El pescador, quien también es guía de turista y voluntario de Protección Civil, es consciente de que el lugar, que es prácticamente un sitio virgen, no puede ni debe de ser tratado como un lugar de recreo tradicional, y eso lo sabe porque le ha tocado apoyar en la guía de turistas de la Isla de los Pájaros, donde también se toman previsiones para preservar el ecosistema.
“Como cuando nosotros vamos a la Isla de los Pájaros y no entramos a la isla, tenemos un mirador nada más, porque si te metes, las aves se estresan y empiezan a volar, tiran sus huevos”, comparte como ejemplo de lo que se puede hacer en Macapule.
Llevar gente de paseo, que recorran de manera responsable el sitio casi virgen, ubicado en el Mar de Cortés, en el Golfo de California, es en este punto un sueño que pudiera tomar forma si las autoridades apoyan, las posibilidades ahí están y esperan que sea para bien de la región y quienes de ahí dependen para subsistir.
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