Mazatlán, Sin.- Sus ojos no han podido creer lo que ha pasado en ese lugar, Mónica, afirma tener una concepción muy distinta del estado que guarda actualmente el que fuera el centro de trabajo y hogar de su padre, el Faro de Mazatlán.
‘Era algo que chocaba contra mis recuerdos’, así Mónica Sandoval Ibarra, hija de Juan Sandoval Rodríguez el exfarero, es decir, el antiguo encargado del Faro de Mazatlán expresó a Los Noticieristas su sentir sobre la polémica que ha surgido recientemente entorno a este atractivo natural, que para ella, su padre y su familia tuvo un significado distinto a lo turístico que se ha promovido los últimos años.
“Hay diversos grupos que están ahí haciendo manifestaciones en lugar de voltear los ojos al Faro y apoyar. Me siento lastimada por ver el Faro, cómo ha sido brutalmente saqueado por el Patronato que estaba anteriormente y ver que las personas que quieren y aman subir al Faro y se ve truncado todo esto por cosas que el Patronato hizo. Ellos nada más querían ganar dinero en el Patronato. Nunca se preocuparon en sí, por la fauna que hay ahí en El Faro”
En entrevista con Luis Alberto Díaz en la primera emisión del noticiero estatal cuestionó el origen de las manifestaciones, pues para ella el Patronato no se preocupó en la preservación de especies tanto de flora, como de fauna y criticó el que se permita el acceso sin control con el pretexto de conocer el Mirador de Cristal que fue abierto en abril de 2018 al público, una obra inaugurada por el Gobierno de Quirino Ordaz Coppel, pues ella recuerda como en los tiempos de su padre, era una atrocidad dejar subir tan alto, pues se afectada a la biodiversidad presente y ahora afirmó haber visto gente hasta en la cúpula.
“De hecho yo dejé de ir a El Faro un tiempo, porque no podía ver todo eso, la taquilla. Era algo que chocaba con mis recuerdos y ver todavía más allá arriba que la gente estaba ahí sin ningún control, había veces que se les salían de control, imagínate eran miles de personas. Cuando hablo de personas, eran miles de personas. En una semana santa me agobié de estar viendo el montón de gente ahí que estaban luchando por tener una foto en el mirador de cristal. Era negocio nada más, nunca les importó El Faro. El Faro en sí, nunca les importó”
Mónica rememoró como en los 40’s su papá comenzó a laborar allí, siendo dependencia de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, cuando ver las iguanas y víboras tomar el sol era una constante al subir, para dejar a su padre la comida cada tercer día, o llevar en burro el diésel para el funcionamiento del faro.
Sostuvo que su padre era estricto con el ingreso de ciertas y cuales personas, pues en lo alto se captaba el agua de lluvia en la terraza, e iba a dar a cisternas para asearse, labores de limpieza y el baño.
Ante ello, se mostró confundida con las protestas, pues dijo, que el Patronato de El Faro nunca se preocupó antes por la biodiversidad del sitio, sin oponerse en su momento al Mirador de Cristal, pero ahora sí a la tirolesa, que en su opinión no afecta a la estructura, pues se ubicará en una parte con suelo firme del cerro de El Crestón.
“Pues no tendrían por qué haberse molestado si la tirolesa es una cosa y el puente de cristal es otra. Económicamente hablando no todas las personas podrán subirse a una tirolesa, pero sí podrían subirse al mirador de cristal. No quisieron compartir, no quisieron mermar sus ganancias más que nada. Yo no le veo nada de malo el que esté una tirolesa allá arriba. Está situada en la parte de atrás de El Faro, ahí es firme. Yo conozco El Faro a la perfección, no creo que tenga un impacto ambiental que dañe la ecología del Faro. ¿Cuándo se han preocupado por la ecología de El Faro? Jamás”
Para Mónica se trata más de un tema de intereses económicos, que, de preservación a la naturaleza, lamentando que las herramientas y equipo que se adquirieron durante la administración del Patronato se hayan llevado una vez que terminó recientemente su gestión.
Ante ello, la joven propuso el que, por las intensas temperaturas y la afluencia de personas en épocas de calor extremo como el verano, se tenga un paramédico o más fijos en El Faro, así como módulos de manera gradual en las escalinatas, donde se brinde hidratación con agua gratuita, sin cobrar, además de permitir proyectos como el que ella y su hermano están diseñando, de bebederos para aves, de cual ya están buscando tener el permiso de Asipona para iniciar.
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