Ciudad de México.– El mundo de la música regional mexicana se viste de luto tras el asesinato de Francisco Javier Quijada, más conocido como Pancholín. A sus 36 años, este cantante, emblemático en los géneros norteño y de banda, fue acribillado el miércoles 11 de septiembre en Guadalajara. Este trágico evento ha generado una ola de reacciones entre sus seguidores, amigos y familiares, quienes aún no logran asimilar la pérdida.
Pancholín una trayectoria marcada por el éxito y la controversia
Desde su irrupción en los años 90, Pancholín se destacó con éxitos como “Pista a la sierra” y “Ojitos verdes”. Sin embargo, en 2010 su vida dio un giro oscuro al ser acusado del asesinato de Irvin Gael Vareal Ruelas. Este hecho lo llevó a la cárcel por 11 años, marcando su imagen pública de forma profunda.
Tras su liberación en abril de este año, el cantante intentó retornar a los escenarios, pero la violencia que lo rodeaba parecía no abandonarlo. Nueve días antes de su trágica muerte, Pancholín compartió en redes sociales una emotiva imagen, que se convirtió en su último adiós virtual.
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El asesinato de Pancholín en la Colonia Providencia de Guadalajara ha dejado a todos atónitos. La incertidumbre sobre sus servicios funerarios aumenta la especulación y el sentir de sus allegados. Su hija, Dayana Quijada, expresó su amor eterno por él en un desgarrador mensaje, recordando los pocos pero significativos momentos compartidos.
Pancholín, un artista querido y cuya música resonó en muchas generaciones, deja un legado imborrable en la música regional mexicana. A pesar de los altibajos en su vida, su pasión y talento perdurarán en la memoria de quienes lo conocieron y admiraron.
El trágico fallecimiento de Pancholín deja un vacío en la escena musical y en el corazón de sus seguidores. Su partida inesperada, marcada por la violencia que lo rodeó en vida, pone fin a una historia llena de éxitos y controversias, dejando muchas incógnitas sin resolver. Su legado artístico perdurará, recordándonos que, a pesar de los errores y sinsabores, la música es un hilo invisible que une a las almas en cada acorde.