Los Mochis, Sin.- El obispo de la Diócesis de Culiacán, Jesús José Herrera Quiñonez, abordó la preocupante situación de balaceras y enfrentamientos armados entre grupos delictivos en la capital del estado de Sinaloa.
El obispo destacó, que pese a que en los últimos meses se había vivido una “tensa calma”, la actual violencia se presenta como una dolorosa realidad, marcada por una “guerra interna entre grupos”.
A pesar de la situación, Herrera Quiñónez reafirmó el papel de la Iglesia como un bastión de esperanza y paz, instando a la comunidad a mantener la fe en Jesucristo, “el rey de la Paz”.
Hizo un llamado a las autoridades para que tomen medidas efectivas para restaurar la paz en la región, subrayando que la responsabilidad de la seguridad no recae únicamente en la población, sino también en aquellos que ocupan cargos de autoridad.
En cuanto a la posibilidad de cerrar templos debido a la violencia, el obispo aseguró que las iglesias permanecerían abiertas, enfatizó, anunciando una misa especial para el próximo domingo en la Catedral de Culiacán, con el propósito de orar por la paz de la ciudad.
“Siempre tratamos de ser muy prudentes, las iglesias están abiertas, la gente necesita ir, los fieles necesitan encontrarse con Dios, los sacerdotes tienen la misión y la tarea de acompañar, esa es nuestra tarea como iglesia, acompañar y estar cerca de nuestro pueblo, de hecho, yo convoco para que este próximo domingo tengamos una misa en la Catedral de Culiacán a las 12:00 del mediodía, para unirnos y orar por la paz de nuestra ciudad y nuestras comunidades”.
El obispo expresó su tristeza al observar que el gobierno parece más preocupado por otros asuntos que por restablecer la paz en el país, lamentó.
Resaltó el sentimiento de temor que permea en la comunidad, donde la población teme ser víctima de la violencia.
“Vemos con tristeza como nuestro gobierno está más preocupado por otras cosas que por la paz de nuestro país, mientras que los diputados y los senadores discuten leyes, el pueblo, la comunidad, la sociedad vive situaciones dolorosas, aún cuando muchas veces los que nos gobiernan digan que no pasa nada, nosotros sabemos, quienes nos movemos en el campo, en el camino, en la ciudad, que vamos viviendo ese temor de que nos puedan detener, de que nos puedan quitar la camioneta, el carro, o de que podamos encontrarnos con una balacera, esta realidad sin duda alguna nos hacen vivir en un temor y en una tensión muy fuerte”.
Respecto a la intervención en la mediación entre grupos delictivos, Herrera Quiñónez fue claro al indicar que su misión no consiste en buscar acuerdos con estos grupos, sino en fortalecer la esperanza y la fe de la comunidad. Afirmó que el llamado a la paz se extiende a todos, y que es principal responsabilidad de la autoridad actuar ante la violencia.
El obispo también enfatizó la ausencia de una autoridad visible en las calles, lo que genera desánimo en la población.
Finalmente, hizo un llamado a la oración y a la unidad en la comunidad para elevar plegarias por la paz, reafirmando que en la fe se encuentra una posible solución a la situación actual.
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