Redacción.- Cada 23 de septiembre es se recuerda el Día Mundial del Síndrome de las Piernas Inquietas.
También conocido como Síndrome de Willis-Ekbom, el Síndrome de las Piernas Inquietas (EPL por sus siglas en inglés) es un trastorno neurológico que como su nombre lo dice afecta a las extremidades inferiores, es decir las piernas.
Y aunque puede parecer un simple inconveniente, esta condición puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen, afectando el sueño, la capacidad de concentración, y en mayor escala la salud física y emocional.
Síndrome de las Piernas Inquietas, un trastorno silencioso común
En la actualidad se estima que un 5 a 10 por ciento de la población mundial, padezcan el Síndrome de la Piernas Inquietas.
Se estima que entre el 5% y el 10% de la población mundial sufre de este síndrome, con una prevalencia mayor en mujeres y en personas de edad avanzada.
Sin embargo, a pesar de su frecuencia, el síndrome de las piernas inquietas sigue siendo un trastorno poco comprendido y a menudo mal diagnosticado.
Muchas personas no buscan ayuda médica, ya que, por su naturaleza, pueden considerar que sus síntomas son simplemente parte del envejecimiento o de una vida agitada.
Síntomas del Síndrome de las Piernas Inquietas
Este trastorno se caracteriza por la necesidad irresistible de mover las piernas, además de sensaciones desagradables en las extremidades inferiores.
El movimiento involuntario, pero en ocasiones consciente, suele comenzar o empeorar durante períodos de inactividad, como al estar sentado en un automóvil o al intentar conciliar el sueño.
Entre las sensaciones que se pueden presentar con este padecimiento destacan:
- Cosquilleo u hormigueo
- Picazón
- Ardor
- Otras molestias, que solo se alivian con el movimiento, pero solo por un tiempo determinado.
De acuerdo con algunos pacientes es como una sensación de que algo corre por las piernas.
Esto puede propiciar que muchos pacientes se sientan frustrados, ansiosos e incluso aislados, ya que la falta de sueño y la incapacidad para permanecer quietos pueden interferir en sus actividades diarias.
Si bien los síntomas pueden ser más pronunciados durante la noche, las repercusiones del síndrome de las piernas inquietas se extienden a lo largo del día.
La falta de sueño puede llevar a una serie de problemas cognitivos, como la disminución de la atención y la memoria, así como a cambios en el estado de ánimo, que pueden incluir ansiedad y depresión.
Muchos pacientes afectados, señalan una disminución en su capacidad para llevar a cabo tareas cotidianas y mantener relaciones personales.
Además, las personas que sufren de EPL pueden experimentar dificultades laborales, lo que puede acarrear ausentismo o disminución en la productividad, afectando no solo su bienestar, sino también el entorno laboral.
Factores de riesgo del EPL
Hasta el momento, se desconoce la causa exacta del Síndrome de las Piernas Inquietas, aunque se han identificado varios factores de riesgo.
En algunos casos, el síndrome puede ser hereditario, que indica un componente genético. También se ha asociado con otros trastornos, como la enfermedad de Parkinson, la neuropatía diabética y la deficiencia de hierro.
Algunos estudios sugieren que ciertos desequilibrios en los niveles de dopamina en el cerebro pueden estar relacionados con la aparición de síntomas.
Otros factores de riesgo adicionales son el embarazo, especialmente en el tercer trimestre, así como la ingesta de ciertos medicamentos, como antidepresivos y antihistamínicos.
Mientras que el consumo de cafeína, alcohol y tabaco puede agravar los síntomas.
La concienciación, el diagnóstico a tiempo y el tratamiento adecuado son vitales para mejorar la calidad de vida de muchas personas que sufren esta condición.
Gracias a los avances de la investigación, se espera que en el futuro se puedan desarrollar opciones de tratamiento más efectivas y una mayor comprensión de este trastorno silencioso.
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