Los Mochis, Sin.- Oriunda de León Fonseca, Guasave y desde hace 30 años con domicilio en la ciudad de Los Mochis, Marcela Valenzuela Iturrios, una mujer de 54 años cuyo rostro irradia fuerza y determinación.
A primera vista, parece una mujer común, pero su historia es todo menos ordinaria, Marcela es una sobreviviente de cáncer y su travesía es un testimonio de resiliencia, esperanza y la lucha constante contra esta enfermedad devastadora.
El Diagnóstico
Todo comenzó hace dos años, cuando Marcela, madre de tres hijas, notó un bulto en su seno. Al principio, nunca imaginó que se tratara de un cáncer, pudiera ser un simple quiste. Sin embargo, tras una serie de pruebas médicas, el doctor le dio la noticia que fortalecería su vida.
“Yo nunca me sentía mal, molestia, ni nada, una mañana yo desperté y me miré el pecho raro, no se me hizo normal, las venas estaban muy inflamadas, y yo me empecé a tocar, al tocarme yo sí sentí un bulto muy grande, rápido pues a checarme, y ya cuando me revisó la doctora rápido su cara cambió, cuando ella me hizo un ultrasonido me mandó hacer mastografía, iba yo un poco temerosa, normal yo me imagino, como a todas las personas a lo desconocido, desde el primer oncólogo que me miró, me dijo, esto no tiene un año, ni dos en su cuerpo, tiene 8 años, fácil”.
Escucho, ‘Tienes cáncer de mama, etapa 4’. En ese momento, el mundo de Marcela tomó fuerza. No dejó fluir las lágrimas y una mezcla de preocupación, incertidumbre surgió, pero sobre todo, sintió paz, como si fuese un fuego interno que le impulsaba a salir adelante y enfrentar la enfermedad.
“Yo la sigo conservando esa paz, nos asustamos voy a decir, pero más la familia”.
¿Qué fue lo que le dijo el doctor?
“Que casi era etapa 4, muy avanzado, y que la cirugía tiene que ser lo más pronto posible, pero en este caso, yo desde un principio que noté cosas raras, pues me puse en manos de Dios, cuando ya dieron el diagnóstico de que sí, pues platiqué con mi esposo y le dije, que dependiendo de las ganas que ellos le echaran yo también, yo los quería ver bien antes que nada a ellos, porque yo ya estaba bien, Dios está conmigo, Dios está con ustedes, hay que confiar, hay muy buena medicina, muy buena tecnología, pero tenemos que tener paz y tenemos que tener confianza”.
La Lucha
Marcela comenzó su tratamiento de inmediato, la cirugía de extracción de seno, 8 quimioterapias, 21 vacunas y 29 radioterapias. Cada sesión era un reto monumental, sin embargo, encontró apoyo en grupos de sobrevivientes y en su familia, su esposo y sus hijas fueron su principal pilar de fortaleza.
Durante las sesiones de quimioterapia, conoció a otras mujeres que enfrentaban la misma batalla, juntas formaron una especie de hermandad, se apoyaban mutuamente, compartían historias y motivación.
“Las quimios, yo desde que iba, iba muy tranquila cuando me las daban, yo en esas terapias hasta me llegué a sentir como si estuviera en una fiesta, una vez dijo mi hija, mami yo iba a ir a la quimio, sentí que la iba a ver, así como derrotada, deprimida, y escuchaba cómo platicaba con la señora, así que ánimo, y yo nunca tuve dolor, a mí rápido me agarraban la vena, todo y sí fue un tratamiento largo”.
¿Ya no está en quimios?
“No ya no, gracias a Dios, en esta etapa yo estoy en vigilancia, pero de estarme haciendo estudios, sigo yendo con mi doctor y él me dice adelante vamos bien”, comparte Marcela con una sonrisa.
El Poder de la Esperanza
Marcela también ha decidido involucrarse en actividades comunitarias relacionadas con la lucha contra el cáncer, comenzar a dar charlas, compartiendo su historia y alentando a otras personas a hacerse chequeos regulares.
“A veces son cosas que nos tocó vivir para ayudar a otras personas, y yo qué bueno que me tocó esto, porque de verdad, yo tengo muchísimas ganas de salir, y yo quiero salir con amigas, con personas a tomar café, a convivir y a decirles que no se asusten, cuando dijo la doctora que me miró y no sabía cómo decirme, dijo que yo y mi familia íbamos a entrar un duelo, y yo dije que no, que no íbamos a entrar nada, mientras haya vida hay esperanza”.
La Vida Después del Cáncer
Afortunadamente los efectos secundarios del tratamiento no fueron tan agresivos para Marcela, quien ya recuperó su cabello, se rehusó a dejar que la enfermedad la definiera.
Durante su etapa en dos años con la enfermedad, comenzó a ver las cosas más positivas, libros, programas que le trasmitían buena vibra, dice.
“Yo me retiré de cosas, hasta de la tele, que no debía ver, ahí estaba mi india Yuridia con el chiste cuando yo estaba en esto, miraba muchos especiales de bodas, de fiestas, eso era lo que yo miraba, cosas que atraen buena vibra”.
Hoy, después del 3 de febrero del presente año, fecha en la que le dieron la noticia de que no recibiría más quimioterapias porque ya no las necesitaba, Marcela se siente renovada.
Aunque sabe que la incertidumbre siempre estará presente, se ha comprometido a disfrutar cada día como un regalo.
Ha cambiado poco su estilo de vida, se sigue alimentando de manera más saludable, y realiza ejercicio regularmente.
Un Mensaje de Esperanza
Marcela no solo se ha convertido en una sobreviviente, sino en una fuente de inspiración para muchos, su historia es un recordatorio del poder de la resiliencia humana y de la importancia de la esperanza.
“Es cosa de que tiene que tener calma, de saber llevar la situación para que no asusten a la familia, porque después vamos a hacer muchos enfermos, es lo que yo les dije, no nada más yo, es muy importante la motivación, la entrega con uno mismo, saber que tanto se quiere, arrimémonos a las personas que le digan, si yo pude, usted también puede”, concluye.
Hoy, Marcela desea continuar su camino llevando consigo un mensaje de lucha y esperanza, recordándonos que a pesar de las adversidades, siempre se puede encontrar la luz en medio de la oscuridad.
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