
Salvador Alvarado, Sin.- Laura Castro Corrales, residente de la ciudad de Guamúchil, es un ejemplo de fortaleza, resiliencia y esperanza. Su historia, como la de muchas mujeres que enfrentan el difícil proceso del cáncer de mama, es una prueba del poder de la voluntad, pues después de casi seis años de lucha incansable, Laura tocó la campana que simbolizaba su victoria, el final de un capítulo de batalla y el inicio de una nueva vida, libre del cáncer.
Su historia dio inicio hace nueve años, y lo que comenzó como una mastografía de rutina, se transformó en un giro inesperado en su vida, el diagnóstico de cáncer de mama cambió todo. Sin embargo, lejos de rendirse después de ese diagnóstico, Laura decidió enfrentar el desafío con una actitud positiva, confiando en que, con el tratamiento adecuado y el apoyo necesario, y sobre todo con sus ganas de seguir disfrutando la vida, podría superar la enfermedad.
Durante cinco años y diez meses, Laura transitó por un proceso largo pero nunca estuvo sola. A lo largo de su lucha, la acompañaron su familia, amigos y un equipo médico comprometido. A decir de sus palabras juntos, formaron una red de apoyo que le permitió resistir y, finalmente, triunfar. Su actitud siempre fue y sigue siendo de valentía y optimismo, lo que le permitió superar las adversidades y mantener la esperanza.
“La cirugía fue en el hospital Ángeles y en cuánto tuve el resultado siguiente de los estudios de patología, volví a cancerología en donde ya se me dio todo el seguimiento necesario, recibí ocho quimioterapias y 25 radiaciones y durante 5 años estuve tomando un medicamento todos los días, acudía cada tres meses al hospital por medicamento, a los 6 meses chequeo general, recibí también algunas vacunas para reforzar mi estructura ósea y cinco años 10 meses después toqué la campana de salida”, expresó con emoción.
Hoy, Laura no solo celebra su propia victoria, sino que ha convertido su experiencia en una fuente de inspiración para otras mujeres que atraviesan por situaciones similares. A través de conferencias y su participación activa en grupos de apoyo, ella comparte su testimonio y brinda esperanza a quienes aún luchan contra el cáncer.
“Realmente es una satisfacción poder servir, darle un sentido a que la experiencia que yo he tenido con esto pueda ser de utilidad no de queja, es un sentimiento de satisfacción cuando tú puedes dar, cuando puedes orientar porque sí es algo muy fuerte, si es algo difícil de digerir cada quien los enfrenta de distinta”, comentó.
Su mensaje es claro, sí se puede salir adelante. Su misión ahora es ayudar a otras mujeres a enfrentar la enfermedad con fuerza, a creer en sus posibilidades de recuperación y a no perder la fe en el futuro.
También lee: “Yo me cuido y me reviso”: Eneyda Rocha destaca la autoexploración para detectar el cáncer de mama