El día de ayer se dio a conocer la muerte del penalista Juan Velázquez, mejor conocido como el abogado del diablo. Esto, por que don Juan llegó a defender a los expresidentes Luis Echeverría, José López Portillo y Carlos Salinas, así cómo al exlíder petrolero Carlos Romero Deschamps.
El apodo que le pusieron fue “El abogado del Diablo”. Hace años, Velázquez comentó que aceptaba que le dijeran así: “No defiendes al diablo: defiendes a personas acusadas, muchas veces inocentes. No son mejores ni peores que los demás” Llegó a decir.
Cuando “el Estado acusa, tú defiendes”, el acusador ofrece pruebas y tú de descargo. Posteriormente, el Juez va a decidir. Sin defensores no hay juicios, habría linchamientos, llegó a decir hace tiempo en entrevista a un reconocido diario capitalino.
Cuando le preguntó Jorge Ramos para el periódico Reforma ¿Por qué defender a algunos de los hombres más odiados en la historia moderna de México?- Por que tienen derecho a una defensa… y porque me piden que yo sea su defensor. No pierdo casos, decía el imbatible penalista, y quien fuera profesor universitario en la máxima casa de estudios de este país.
Al parecer, don Juan Velázquez no había perdido un juicio que implique el aprisionamiento de sus defendidos.
Sobre Luis Echeverría Álvarez, quien fuera presidente de México de 1970 a 1976, lo defendió de ser acusado de genocidio, homicidio y desaparición forzada por la Fiscalía Especializada sobre Movimientos Políticos y Sociales del Pasado. De José López Portillo, llegó a fungir como su albacea. De Carlos Salinas de Gortari, lo defendió por su responsabilidad en la devaluación de 1994 y de Carlos Romero Deschamps, lo defendió por el tema del Pemexgate en el 2000.
Murió un abogado penalista exitoso que fue defensor de élites… élites que eran desplazadas, pero que seguían siendo parte del entramado de poder en el país.
Juan Velázquez no sólo defendía al diablo sino a toda su legión. Eran diablos que corrían del infierno del poder.
En una democracia, también los poderosos o expoderosos se defienden… y es que en los recomidos de élites el derecho era un mecanismo de detener a la furia del poder.
Con el invierno que viene… eso ya es cosa de pasado… y ya no hay Juan Velázquez que los defienda.