Reinventando la Política
Sin duda desde que ganó Trump cambió la agenda política y económica de sus principales socios: Canadá y México.
El huracán Donald ha tenido varias implicaciones en los países: en Canadá salió el primer ministro, Justin Trudeau, hay que decirlo el premier ya iba de salida, traía un desgaste de 10 años, acá en México, la agenda de seguridad ha estado incesante y la cancillería está tomando medidas para dar asistencia a los connacionales ante las deportaciones.
Trump ha anunciado que habrá deportaciones al inicio de 50 mil personas, el problema es que los albergues de las ciudades fronterizas mexicanas tienen capacidad por el orden de menos de 20 mil, por lo que veremos una frontera llena de inmigrantes en los kioskos de los parques y hacinados en las ciudades, hasta que puedan volver a sus estados o a sus respectivos países.
Trump quiere estresar la frontera para que en sus primeros días haya un impasse en las importaciones para poder subirle el volumen al tema de los aranceles.
Lo que quiere Trump es ver los defectos de sus socios para repatriar capitales. Quiere que las armadoras se devuelvan a Detroit, pero eso ya lo definirán los capitales. El próximo presidente lo que quiere es darle gasolina a su discurso de “volver a América grande otra vez” y para eso quiere quitarles rebanadas de pastel a México y también a Canadá.
Por eso ve la paja en el ojo ajeno, pero como buen fariseo jamás mirará la viga que pende en su rojiento ojo. Mientras arma una nueva guerra, su lucha más importante es la migración, es la regeneración de la supremacía blanca en el mercado laboral, si eso no es populismo entonces es fascismo.
Por eso estamos en una situación en donde la agenda antidrogas es la paja en el ojo ajeno y Trump va a estar narcotizando la relación bilateral para tomar ventaja, pero eso sin que el comercio ilegal se detenga, lo que Trump quiere es usar al narcotráfico para imponer sus reglas en el TMEC para sacar la ventaja mayor posible y tener contenta a su base política.
Trump va por empleos y mejorar la economía, algo a lo que Biden olvidó y descuidó, sin duda la agenda Woke no le pudo tapar a los demócratas.
Por otro lado, estamos entrando a la conformación de un régimen de partido hegemónico como en los tiempos del viejo PRI y en donde Estados Unidos se hará de la vista gorda, mientras tengan el control de la sociedad.
Eso en Morena lo saben, por lo que le darán a Trump lo que pida, mientras los deje terminar de tomar el control del Estado y todas sus instituciones.
El problema es que Trump seguirá estresando a México para sacar ventaja y mientras en Morena –soterradamente- desde el Senado se prepararía una supuesta insurrección popular contra las medidas de Seguridad impuestas por Trump, pareciera que alguien quiere forzar a la presidenta a volver al “abrazos no balazos”, pero el Ejército que le sabe al tema de jalar gatillo ya trae el pulgar encendido y es difícil la marcha atrás.
Trump desde su llegada estará empoderando al Ejército Mexicano en la agenda pública de nuestro país y entraremos a una fase de neoliberalismo verde olivo con el segundo piso de la transformación, en donde para que cualquier acuerdo económico camine las Fuerzas Armadas tendrán que tomar tales o cuales medidas que dicten los socios comerciales.
Para allá vamos a la instauración de un neoliberalismo de color verde militar… nos guste o no.
El Estado volvió a ser militar y eso Trump lo sabe y le gusta porque es la única manera de tener a raya a sus verdaderos socios.