
Hace unos días, el expresidente Ernesto Zedillo participó en el Seminario Perspectivas Económicas 2025 en el ITAM. Ahí, criticó duramente al expresidente López Obrador y a la presidenta Claudia Sheinbaum.
Zedillo explicó ahí que México, al parecer, ya no es un país democrático. Esto, debido a las reformas del Poder Judicial, la supremacía constitucional y el Estado Policial gracias a la militarización, y a que hay una tiranía con un “caudillo oculto”, quien es el ejerce el poder. Esto, en referencia, muy probablemente, a Andrés Manuel López Obrador.
Eso fue el viernes. El domingo, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió diciendo que el Poder Judicial será autónomo, no al estilo de Zedillo.
“Que no haya dudas, el Poder Judicial será autónomo. Si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara a la Suprema Corte, hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo, que con la alianza del PRIAN en 1995 desapareció la Corte y nombró una nueva a su contentillo. No, eso sí era autoritarismo. Nosotros somos demócratas y lo que queremos es que se termine la corrupción en el Poder Judicial” dijo la presidenta.
Lo que hay que aclarar es que una de las beneficiadas con esa reforma es la hoy furibunda morenita Olga Sánchez Cordero, quien su hija está por ir en las boletas para estar en el Pleno de la Corte. Lo cierto es que en este segundo piso de la cuarta transformación ha habido un desmarque, no como muchos quisieran, pero sí lo hay.
A 100 días de gobierno, podemos ver una diferenciación en el estilo de gobernar. En estos tres meses, podemos ver que se acabó el “Abrazos no balazos” y ahorita el gatillo del pueblo uniformado no solo está caliente, está al rojo vivo. También a la relación con Trump se le ha contestado diferente, pero veremos cómo se atienden las deportaciones y qué programas se diseñan e implementan para atemperar el éxodo de indocumentados.
En 100 días, lo que podemos observar es que hay momentos en que hasta la dicción se le copia al antecesor, pero en los temas de Estado no hay continuidad. La continuidad es solamente en la forma para la base política y para cumplimiento de ciertos acuerdos, pero en los temas de Estado hay, al parecer, un sello propio.
Así vamos y esperamos que en Sinaloa mejoren la situación de seguridad. Que si fuera por el caudillo, todo siguiera igual no importa lo mucho que la ame.
Amor con amor se paga, era una de las frases más recurrentes del caudillo pero ¿con qué tipo de amor nos pagó? Pareciera que muchos nos hacemos esa pregunta.
Por lo pronto, esperemos que el sello propio de la presidenta Sheinbaum incida en las políticas de seguridad y pronto se calme nuestro Sinaloa.
Nos lo merecemos.