
Ayer, en el meeting de respaldo a la presidenta Sheinbaum, hubo un momento incómodo en donde las castas, una vez más, demostraron que se van con lo inmediato -la selfie- y le dieron la espalda a la presidenta. Cuando la Dra. Sheinbaum pasó por donde estaban, se dieron la vuelta y pretendieron saludarla.
El orgullo de la reproducción de la oligarquía, Andrés Manuel López Beltrán, intento saludarla, pero no la alcanzo y ahí nomás quedo, pero quienes volvieron a hacer trizas la separación de poderes fueron los líderes camarales que intentaron corretearla y recibir “una señal chiquita” de que también los quieren. No obstante, glacial, la presidenta ni los volteó a ver. Si acaso, al diputado federal y exsecretario particular del expresidente AMLO, Alejandro Esquer, quien con más reflejos logró saludarla.
Cabe aclarar que la separación de poderes en este nuevo gobierno ha estado presente solamente cuando se han trastocado los intereses de las castas. En la reforma al nepotismo enviada al 2030 quedó de manifiesto la separación de poderes… fácticos.
En el viejo sistema político que parecía enterrado, que tanto desprecian en público, pero en público y en privado lo copian, había una regla de civilidad política que le daba sustento al régimen presidencialista: a la bandera y al presidente jamás se le da la espalda.
Eso es lo que hicieron las castas ayer. Los Alcalde, los López, los Monrreal, etc., Le dieron la espalda a la presidenta y luego corrieron tras ella. Entonces, ¿Dónde radica el poder?
La realidad nos dice que, en palacio, los intereses dicen que en otra parte las castas siguen mandando. Pueden ser indiferentes al poder establecido, mas no al poder que ellos realmente reconocen.
El problema para las castas es que la realidad va a seguir empoderando a la presidenta y, por su forma de ser, no se le olvidan las cosas, y como que el perdón no es su fuerte.
Un buen amigo me explicaba esa regla antigua: cuando la bandera está presente, tienen que tener la vista hacia la bandera, y lo mismo con el presidente (a). Tienen que estar atentos a su presencia.
Mientras la presidenta le mandó un mensaje a Estados Unidos de que trabajarán en el tema de fentanilo, ¿Qué pensarán las castas de ese mensaje?, ¿lo apoyan?.
Si la presidenta hace bien su papel en la agenda bilateral con Estados Unidos, de ahí puede salir el desmantelamiento de la red de castas. No es un buen ejemplo, pero clarifica: Salinas cuando abrió las puertas al neoliberalismo (odiado, pero permitido por la 4T). El éxito de ese proceso radicó en el desmantelamiento de la nomenclatura priista. La vieja familia revolucionaria terminó de extinguirse gracias al TLC.
Hoy, las exigencias del principal socio comercial de México pueden acabar con el sistema de castas de la 4T. La historia se repite y la histeria es peor.
Los senadores Manuel Velasco y Adán López, por “X”, se disculparon con la presidenta, dando paso a otra vieja regla de un viejo sistema del que se burlan en público, pero lo ejercen en privado: el que se excusa se acusa.
A la presidenta no se le da la espalda… ¿Qué tal si ella les da la espalda? Y eso que dejaron huella.