
El Papa Francisco no era como todos los demás, o tal vez era una mezcla de algunos. Al igual que Juan XXIII (Angelo Roncalli), hizo lo posible para reformar la iglesia desde la actitud, el ejemplo y el mensaje, no desde la liturgia. Se parecía a Paulo VI (Giovanni Batista) en el control del Vaticano. Llegó a controlar al Colegio Cardenalicio. Parecía de izquierda como Juan Pablo I y carismático como Juan Pablo II, el “Papa del capitalismo”.
Jorge Mario Bergoglio, siendo Obispo de Buenos Aires, donde la religión católica tiene una tradición de acercamiento y respeto con la religión judía, el que sería el próximo Obispo de Roma, llegó a tener un programa de televisión junto con el rabino Abraham Skorka y el pastor protestante Marcelo Figueroa, quien después sería el director del Ossevatore Romano. En esos programas, desde la fe judía, católica y protestante, se hablaba de temas como el amor, el trabajo, la fe y la dignidad. Cada quien, desde su visión, aportaba conocimientos en diferentes ámbitos de la vida. El diálogo entre estos líderes religiosos se basaba entre el respeto y profunda sabiduría. De hecho, una vez, el obispo católico llegó a hablar en la sinagoga judía y el rabino llegó a hablar desde el púlpito de la catedral bonaerense.
Incluso al rabino Skorka le decían el amigo judío del Papa.
Aquí dejo el link sobre “La dignidad”:
Hay un episodio de Francisco, cuando era obispo auxiliar en Buenos Aires, que nos retrata el tipo de pastor que era: un hombre cercano a los pobres y que buscaba cambiar la realidad de su feligresía.
En una villa de Buenos Aires, en una zona de viviendas precarias, sin infraestructuras, caseríos sin escrituras, de gente que vivía en extrema pobreza, ahí, Jorge Mario llevaba el evangelio junto con los “curas villeros”, ahí llevaban el evangelio de Cristo, ese Cristo de Machado que no estaba en la cruz, sino el que caminaba en la mar, era el Cristo que podría ser personificado día a día en sus enseñanzas.
Un día, el gobierno de Menem quiso despojar a la gente de la villa de sus viviendas invadidas. Menem les decía con sus actos que los pobres no podían despojar, y es que el despojo solamente es un lujo de las élites gobernantes. Por ello, enviaron a policías y maquinaria para quitarle a los pobres lo único que tenían. A Jorge Mario le avisaron y obligó al cardenal bonaerense y al obispo para que oficiaran una misa…
“Y construirás un templo y allí habitará mi presencia”: con esa promesa de la divinidad al rey David, que al final terminó construyéndolo su hijo Salomón, con esas palabras se ofició la misa en la villa y la maquinaria paró y los policías se quitaron los cascos y rezaron… El despojo a los pobres se detuvo. El presidente detuvo su proyecto de construir un eje vial sobre las casas de los pobres. Ese es el mensaje de Francisco: un mensaje de estar del lado de los desposeídos y no estar del lado de los herederos de los cambistas del templo.
Al final, me quedo con una bellísima frase del Papa en tiempos de frustración, de ansiedad y de miedo:
“Sustituyan los miedos por los sueños, ¡no sean administradores de miedos, sino emprendedores de sueños!”.
Así, Francisco, quien fuera Jefe del Estado Vaticano, nos deja un legado de ejemplo y respeto.
Un ejemplo muy díficil de seguir para sus dolientes por estas tierras.
Que en paz descanse Jorge Mario o Francisco, que Dios lo bendiga y lo guarde constante allá donde está.