Culiacán, Sin.- Modestia por delante, una de las mejores plumas que ha tenido Sinaloa y que ha tenido México, se ha quedado sin tinta; este jueves 5 de mayo, uno de los crímenes más arteros de los tiempos modernos sacudieron a Sinaloa, y también al gremio periodístico local y nacional, pues el periodista y columnista Luis Enrique Ramírez, fue encontrado sin vida por un camino de terracería al sur de Culiacán.
Hace años, luego de una ola de violencia que alcanzó a personas muy cercanas a su entorno, Ramírez Ramos declaró abiertamente y sin mascaras que “él sería el siguiente” en la lista interminable de muertos que en Sinaloa figuran en números y cifras; por encima del aviso de alerta hacia las autoridades, su luz fue apagada de una forma, por demás cobarde.
La noticia fue publicada minutos antes de las 11 de la mañana del jueves, sobre el hallazgo de “otro muerto en Culiacán” y en el mismo lugar que se ha convertido ya en un “tiraredo” de cadáveres: las inmediaciones de El Ranchito. En el argot policiaco no sorprendía a nadie, era otra víctima, era otro dato en estadística de homicidios dolosos. Horas más tarde, como si se hubieran arrojado un balde de agua fría encima, en Sinaloa, en México y más allá de estas fronteras, todos se enteraban de la pérdida de el hijo, el hermano, el tío, el amigo, el periodista, Luis Enrique Ramírez Ramos. Y no porque la vida de Luis Enrique tuviera más valor que la de otra persona, sino por lo que representó su voz y letras en el periodismo, la política y la sociedad.
Durante las primeras declaraciones de la autoridad encargada de investigar y esclarecer este tipo de hechos, se percibía un ambiente hostil, había dudas, pocas respuestas, no había mucho que abundar, no había mucho por informar, únicamente reiterar que la víctima era uno de los sinaloenses más reconocidos entre periodistas y políticos, de la vieja escuela y de los tiempos contemporáneos; escasos detalles sobre una tortuosa manera de como es que apagaron una enorme luz.
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En el funeral, el cuerpo de Luis Enrique es rodeado por coronas de rosas, enviadas por familiares, amigos y por dirigentes de distintos medios de comunicación con los que de alguna manera, convivió durante sus casi cuatro décadas dedicadas al periodismo objetivo, como muy pocos. En el lugar la exigencia de todos es la misma: que se haga JUSTICIA PARA LUIS ENRIQUE.
Alrededor de las 2:00 de la mañana, los restos del periodista y columnista, Luis Enrique Ramírez, fueron subidos en la sala en donde se llevaron a cabo los funerales, a las 5:00 de la tarde se ofrecerá una misa de cuerpo presente, como uno de los momentos más íntimos para la familia.
Que descanse en paz, Luis Enrique Ramírez Ramos.
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