Navolato, Sin.- Algunos globos blancos que simbolizan paz, otros con figuras y dibujos de ángeles, cirios y flores, y una trilladora y tractores de juguete en el suelo acompañan el pequeño ataúd de color blanco, en el que descansa finalmente el cuerpo de José Carlos, ese pequeño de 5 años, oriundo de la comisaría de Lo de Sauceda, en Navolato.
Al costado izquierdo del féretro, fue colocada una enorme fotografía del ‘Güerito’ con su característica sonrisa, sus coquetos ojos verdes, un sombrerito casual, camisa a cuadros, short y tenis, que es el recuerdo de la inocencia de un niño que disfrutaba de su vida y que lastimosamente, un accidente lo privó de que esta continuara.
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El ‘Güerito’ era un niño, como todos, en ocasiones inquieto, pero a decir de los que lo conocieron, fue una personita muy noble, alegre y atento, era un gustoso del béisbol, deporte que practicaba, como ejemplo de su padre quien estuvo a punto de jugarlo profesionalmente con Diablos Rojos de México, y mismo sueño que uno de sus tíos logró concretar apenas la temporada anterior al lanzar en el juego inaugural con los Tomateros de Culiacán.
En la casa de ‘Carlitos‘ casi un centenar de personas de todas las edades ya lo esperaban para acompañarle en sus últimos momentos en este plano terrenal, y para dar un poco de aliento y algunas palabras de consuelo a su familia, consuelo tan necesario para tratar de sobrellevar estos momentos verdaderamente complicados de superar.
El dolor de sus allegados es evidente, unos lo manifiestan con llanto, otros solamente dirigen la mirada al blanco ataúd y suspiran, tratando de asimilar el pesado momento, algunos otros se acercan a dedicarle unas palabras, las que solamente, Carlitos sabrá que le dijeron y se las llevará con él.
Los arreos, la manilla y el uniforme extrañarán al ‘Güerito’, el pequeño besibolista que seguramente soñó con seguir los pasos de su padre y su tío, el pequeño que disfrutaba de lanzar la pelota, que reía orgulloso cuando conectaba con el bate y recorría las bases con una enorme sonrisa en el rostro, el rostro que dejó de manera trágica este mundo pero que seguramente estará al lado del creador.
Fueron cerca de 30 horas de angustia, de desesperación y lágrimas no sólo para la familia, lo fueron para todas esas personas que salieron “quién sabe de dónde”, como lo dijo un pariente del ‘Güerito’ y estuvieron apoyando desinteresadamente a encontrarlo y que ahora se ha convertido en un ángel y estará pendiente de su hermana que tiene apenas unos meses de nacida.
El dolor de esta tragedia movió a miles y lo convirtió en un sólo sentimiento.
Que descanse en paz el Güerito, José Carlos.