Culiacán, Sin.- Por azares del destino, de suerte, tal vez por falta de pericia, por las condiciones climáticas o simplemente con una imprudencia, durante la noche de este miércoles y mañana de este jueves cinco accidentes de carretera pusieron en jaque a las autoridades policiacas y cuerpos de emergencia en la zona sur del municipio Culiacán. Uno de estos fue un tráiler volcado cargado de salchichas.
Entre todos estos accidentes hubo uno en particular que llamó mucho la atención debido a la forma en que se manejó desde un principio y a que a pesar de que las autoridades y aseguradoras trataron de salvar parte de la mercancía, al final tuvieron que ceder y entregar el producto a los vecinos de las comunidades aledañas al accidente antes de que se echara a perder.
“Desde la madrugada se sentía el ambiente pesado. Las gallinas estaban cacaraqueando toda la noche y mi amá dijo que algo malo iba a pasar. Que siempre que escuchaba el gallinero alborotado es porque lo malo rondaba, que andaba en busca de alguien a quien llevarse”, narró doña Apolonia una mujer de 35 años de edad, vecina de un poblado cercano a Estación Obispo, lugar donde ocurrió el accidente.
“Esto fue tempranito, como pasadito de las 6 de la mañana creo yo, porque a esa hora pasé y acababa de suceder. Yo iba para el trabajo y no había nadie todavía. Ni los policías ni las ambulancias, solamente había gente que ya estaba juntando cosas, pero no sabía de qué era. No alcanzaba a ver bien porque iba en el carro de raite”, señaló Raúl, un joven de unos 25 años con costales mano y dispuesto a saltar en cuanto dejaran libre la mercancía.
Pero ni las autoridades, ni la aseguradora, ni los propietarios estaban dispuestos a perder las toneladas de embutidos que la caja del tráiler de color gris jalada por un tractocamión de color azul tenía en el interior y que solamente algunas de las cajas fueron sustraídas por los vecinos en un acto de rapiña que fue aprovechado antes que llegara la Guardia Nacional División Caminos.
Las horas pasaron y poco a poco se iban juntando más y más hombres y mujeres acompañados por niños con un costal en la mano, otros con jabas de plástico y hasta bolsas frente al tráiler accidentado a la altura del kilómetro 137 de la Maxipista Culiacán-Mazatlán.
Una fuerte lluvia sorprendió a los cuerpos de rescate, autoridades policiacas y vecinos que se mantenían a la expectativa e inmóviles ante el torrencial aguacero y que solamente se cubrían con lo que llevaban entre sus manos para trasladar la mercancía anhelada.
Los agentes de la Guardia Nacional empapados por la lluvia permanecían inmóviles, a la expectativa y alertas, sin perder de vista a los más alebrestados, que entre murmullos y en algunas ocasiones con pequeños gritos incitaban a ir por la mercancía “en bola”.
Al sitio llegó, primeramente y luego de varias horas una grúa de gran tamaño, especial para levantar camiones de carga, su trayecto fue lento debido al tráfico que había en la zona y luego de algunas maniobras el operador se rindió. “No le hizo ni cosquillas” a la caja del tráiler volcado sobre su costado derecho, dijo uno de los presentes.
Luego llamaron a otra grúa de pluma para levantar la caja. La intención era que entre las dos máquinas colocaran sobre su propio eje el remolque con la mercancía en su interior, pues según las autoridades querían trasladar la caja a otro sitio seguro para poder sacar el producto y cambiarlo a otra caja para su resguardo y conservación.
Las maniobras se realizaron, pero durante los movimientos la caja comenzó a abrirse debido al exceso de peso y al fin las autoridades y los encargados de la custodia de las mercancías se dieron por rendidos. No podían soportar más tiempo la mercancía. Los minutos y las horas habían pasado y los embutidos perdían temperatura y corrían el riesgo de que se echaron a perder.
Ante esta situación, tanto las autoridades como los encargados optaron por repartir la mercancía de forma equitativa a los vecinos de los poblados aledaños. Para esto los hicieron formar una fila en la que se colaron hasta automovilistas que iban pasando por el sitio y personas que no vivían en el sector.
A cada uno de ellos se les hizo entrega de dos o tres paquetes de salchichas. Niños, niñas, mujeres, hombres, adolescentes, jóvenes y señoritas perseveraron hasta el final, soportando las altas temperaturas después de la lluvia y con el cansancio reflejado en sus rostros comenzaron a formarse para recibir el premio a la espera de más de 10 horas.
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