Acuerdos y Desacuerdos
La historia es un proceso, no un pasado muerto. Puede atender los periodos de larga duración para no estancarse en un presuntuoso presente ignorante de experiencias previas; desplazar las atenciones entre la vida política, las actividades económicas, la organización social y la psicología colectiva.
Dicho lo anterior, podemos continuar con el tema de las desigualdades prevalecientes en el mundo y en México, es decir, unas cuantas personas poseedoras de enormes riquezas y millones de habitantes que sobreviven con muy pocas monedas.
En un artículo publicado por Octavio Torres hoy 31 de enero de 2023 en el portal de expansión, se señala que al menos 10 de las 15 más grandes fortunas de México son resultado de herencias, mientras otros milmillonarios nacieron bajo el amparo de tasas impositivas históricamente bajas y el capitalismo de cuates que impera en México. Es decir, historia, economía y organización social, nada de emprendedurismo genial ni simplemente echarle ganas.
En este país se privatizaron telecomunicaciones, ferrocarriles, explotaciones mineras entre otras actividades, además que se otorgaron concesiones beneficiando, sin crear condiciones de competencia, a un grupo reducido de familias.
En los países desarrollados del norte de Europa y en los Estados Unidos de América se aplicaron altas tasas de impuestos a la riqueza, lo cual fue esencial para crear infraestructura suficiente (carreteras, puertos, telecomunicaciones), y un mercado competitivo capaz de generar empresas innovadoras.
De acuerdo a lo que informa Oxfam, “En México (…) los individuos contribuyentes con ingresos arriba de 500 millones de pesos anuales apenas representaron 0.03% de la recaudación total de impuestos federales y 13.6% de la recaudación de impuestos federales de personas físicas en 2021. Mientras tanto, las grandes empresas en México pagaban hasta 2021 unas tasas efectivas de impuesto sobre la renta (ISR) entre 1% y 8% del total de ingresos (…) muy por debajo de 30% que establece la ley”.
Las evidencias históricas muestran que las tasas bajas de impuestos, exenciones y otros beneficios fiscales que se aplican generosamente en México, no alientan la inversión ni estimulan el crecimiento.
A pesar de que no existen altos impuestos a la riqueza, miles de millones de dólares de utilidades de grandes empresas y beneficios de fortunas personales se van a paraísos fiscales cada año. Ante esto, una solución podría ser la cooperación internacional: un acuerdo fiscal global.
José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda colombiano, está llamando al diálogo para que los países de América Latina y el Caribe dejen de funcionar como paraísos fiscales.
Oxfam México nos muestra casos exitosos que desmienten la idea de que una política fiscal de este tipo no sería posible en México: Bolivia, por ejemplo, instauró un impuesto a las 152 personas más ricas del país, con fortunas superiores a los 4.3 millones de dólares.
Argentina instauró un impuesto a las grandes fortunas, no recurrente, para hacer frente a la pandemia. Colombia tiene una de las reformas fiscales más progresivas de los últimos tiempos, Chile discute una reforma en el mismo sentido, lo mismo que Brasil.
Oxfam propone crear en México un impuesto federal progresivo a las grandes fortunas. Con una tasa de 2% para quienes posean más de 20 millones de pesos, de 3% para aquellas personas cuya fortuna se encuentre arriba de 100 millones de pesos y de 5% para los milmillonarios –es decir, quienes tienen fortunas de más de 20,000 millones de pesos o mil millones de dólares.
Adán Augusto López, secretario de gobernación, les dijo recientemente a los diputados de morena, que como ya no va a haber reformas, se dediquen este año a hacer política. Habría que compartirles el informe de Oxfam a ver si se animan a entrarle a una propuesta de reforma fiscal.
Los cañeros de Los Mochis se reforzaron con una buena cantidad de jugadores de otros equipos para enfrentar la fuerte competencia que significa la serie del caribe.
Andrés Manuel López Obrador, fanático del béisbol, debería acercarse a las experiencias de innovación fiscal de diversos países de América Latina, en un ánimo de cooperación que tanta falta nos hace.