Reinventando la Política
Francisco De Roux Rengifo, sacerdote jesuita, colombiano, es una de esas figuras que en política tienen un aura de autoridad moral que lo hace hablar y sus palabras pesan, calan.
El Padre Pacho cómo lo conocen sus amigos, es un hombre extraordinario, graduado de la Sorbona de París y de la London School of Economics, es un constructor de la paz. Actualmente es el presidente de la Comisión para el esclarecimiento de la verdad, la convivencia y la no repetición.
Este sacerdote jesuita construyó el proceso de paz en Colombia y este humilde hombre entendió muy bien que para construirla en un país de violencias estructurales, había que cimentarla primero con verdad y edificarla con perdón.
El testimonio del padre Pacho nos pone el ejemplo que en Colombia sí saben ponerles palabras a las atrocidades, al resultado de la brutalidad le llamó “El pueblo ensangrentado”. Acá les dicen “pueblo sabio” o “pueblo uniformado”, pero el poder en nuestro país no encuentra en la gramática las formas de decir la verdad.
Ayer la Red Universitaria Jesuita le entregó el Doctorado Honoris Causa al Padre Francisco De Roux Rengifo en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. ¿Dónde está tu hermano? Es la pregunta teológica que el padre Pacho abrió la convocatoria a la Comisión de la Verdad diciendo, ¿dónde está la sangre de tu hermano que clama sin descanso sobre la tierra? Ese mensaje fincó el mensaje de esperanza, no sólo a Colombia, sino al mundo. Dijo el rector de la Ibero Torreón, Juan Luis Hernández al hablar del condecorado.
Sin verdad no hay futuro, dice el Padre Pacho.
Bajo esa premisa, en México a las madres de los desaparecidos ¿alguien les ha dicho la verdad? En México será difícil construir la paz, porque nadie quiere decir la verdad. Ningún criminal quiere el perdón.
La sangre del pueblo corre sobre el cauce del miedo.
Por una simple y sencilla razón. Nos abrieron las puertas del infierno y el problema es que no nos da el olor a azufre y todavía nos piden abrazar.
¡Larga vida al Padre Pacho! Que su ejemplo y su luz nos ilumine. Tenemos mucho que aprender de ese hombre del cual dijera un campesino “tiene la capacidad de ponerse en los zapatos del otro y tiene la capacidad de solucionar los problemas del territorio”.
Un hombre que ha sabido contener a las guerras del odio. Tenemos mucho que aprender.
Que las palabras de Mateo bendigan al Padre Pacho:
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Dios lo bendiga siempre y que en México aprendamos mucho de él.
Nuestro país necesita más ejemplos como el Padre Pacho. Nos urge.
El valor de la vida está por encima del valor del dinero o de algún capricho criminal.
Dejo la pregunta que hizo el padre Pacho en Colombia:
¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está su sangre que clama en la tierra?
Padre Pacho que Dios lo bendiga ¡Siempre!