Reinventando la Política
Anteayer la pregunta fue letal, fue directa a Alejandro Encinas sobre si Omar García Harfuch había estado en las reuniones de la construcción de la verdad histórica. La respuesta fue glacial: ¡Si aparece!
Habría que descifrar el mensaje: uno de los obradoristas más puros, un morenista de cepa como Encinas quien es el subsecretario de Gobernación que trabajó el caso Ayotzinapa dijo que el candidato de Claudia Sheinbaum ¡Sí! Sí es “garcialunaliever”.
Ese fue el mensaje desde el obradorismo puro: García Harfuch perteneció al equipo de García Luna y por eso no puede ser parte de Morena. En el obradorismo decir García Luna es invocar al enemigo público número 2 de Morena: el primero es Felipe Calderón.
Ahora bien, ¿Alejandro Encinas se manda solo? Lo más probable que ¡no! Esa jugada salió de “Ya sabes quién”.
Así es el poder presidencial con mucha acumulación de poder. Sueltan la sucesión, pero después jalan la rienda mientras la tienen.
En esa jugada López Obrador juega doble, aunque haya defendido en la mañanera al exjefe policial, un día antes con Encinas le mandó decir a la base militante de su movimiento que el candidato a la CDMX es el preferido de la candidata presidencial y no es del total agrado de la base política del movimiento. ¿Por qué? Porque ese posible candidato perteneció a un enemigo frontal de la Cuarta Transformación: Genaro García Luna.
Así como Salinas que no le soltaba todo “el mando” a Colosio, con ese “cebollazo” a Claudia le mandaron decir “aquí sigo mandando yo” y mientras en los barrios de la CDMX las mantas de Clara Brugada emergen, ¿le quitarán una parte del bastón de mando a Claudia? O ¿nada más sirvió para acabárselo a Marcelo en el lomo?
Sin duda, en la arquitectura de la sucesión de Morena se están viendo grietas. La CDMX puede cuartear a la base de Morena. Otra cuarteadura es Veracruz donde ya aparecen mantas de “fuera la zacatecana”, Rocío Nahle no ha renunciado a Energía pero quiere gobernar Veracruz y en ese estado con alta densidad electoral empiezan a suscitarse problemas y una grieta más para Morena.
Así de grieta en grieta, Morena está acusando desgaste de la construcción del movimiento político el cual es apéndice del gobierno de México.
Mientras el presidente en sus mañaneras informa temas propios de su partido, ya la violencia empieza a subir de tono en el país y el tejido de la tranquilidad empieza a descomponerse y con ello se descompone lo político. Lo que ha llevado a López Obrador a aceptar las cifras de homicidios.
Mientras en Sinaloa hay un asunto entre morenistas puros y los conversos, en CDMX los morenistas puros ya le mandaron decir a Claudia Sheinbaum que su candidato fue cercano a García Luna y además nieto del General Secretario cuando se dio la matanza de estudiantes de 1968.
¿Qué le está pasando a Morena? ¿Al pintarse la cara de guerra el presidente se le cayó la máscara? La identidad y la pertenencia no importa. Pareciera que el ideólogo de Morena es Vince Lombardi: “ganar no es lo más importante, es lo único”. Lo demás no importa.