Culiacán, Sin.- Si bien es cierto que cuando se habla de sequía todos inmeditamente pensamos en que la madre naturaleza se ha ‘encaprichado’ con nosotros y con ello ha cesado el suministro de agua en forma de precipitaciones pluviales sobre nuestro país, poco no ponemos a pensar hasta dónde nuestra influencia humana juega un papel en el fenómeno.
Sin embargo ese dato no pasa desapercibido para los expertos, quienes ya desde hace tiempo advierten que las diversas actividades humanas están afectando el ciclo del agua y de forma paralela estamos pagando las consecuencias.
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Entre otras cosas, se habla del calentamiento global que hemos ocasionado con el uso excesivo de combustibles fósiles, lo que ha elevado las temperaturas del planeta tras crear el llamado efecto invernadero, mediante la acumulación de gases tóxicos emanados principalmente por el uso de automóviles y seguido por los desechos de las grandes empresas que pululan en el planeta tras la revolución industrial.
Pero no todo se remite a ello; además la gran tasa de crecimiento poblacional también influye en la falta de agua, pues el ritmo acelerado de nacimientos se refleja en una mayor demanda a su vez de espacios para habitar y a su vez, en una mayor demanda de agua para poder saciar nuestras necesidades elementales.
Ello obliga a los gobiernos a incrementar sus extracciones de agua de fuentes que antes no se consideraban prioritarias o simplemente a incrementarlas de fuentes que ya servían para tal propósito.
Al final, todos esos aspectos suman y han llevado a lo que ya conocemos: una disminución del recursos hídrico.
Si a ello le agregamos que desde el 2007, en que se ‘acentó’ el fenómeno de La Niña en México y se prolongó hasta cerca del 2012, con apenas una breve intervención del Niño en 2010, que medio ‘amortiguó’ la sequía que ya se dejaba sentir, todo se ha reflejado en la crisis de agua que se vive actualmente y que se desconoce a ciencia cierta cuándo vaya a acabar.
Los expertos aseguran que será a mediados de este año cuando por fin, el regreso de La Niña podría cambiar las cosas y traer mejores lluvias al país y especialmente a Sinaloa, con la esperanza de salir de esa clasificatoria de sequia extrema o excepcional que vivimos.
Las cifras de los estuiosos del tema, señalan que hasta el corte de febrero de este año, el fenómeno habría registrado una lilgera disminución con respecto al cierre del 2023, en que se consideraba que un 60.45% del territorio mexicano padecía de sequía, mientras que para los primeros meses del 2024 había bajado a 56.64%.
Soin embargo eso no se ha reflejado en estados como Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Durango, Coahuila, Nayarit, Zacatecas, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí, Tamaulipas, Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Hidalgo, Estado de México, Veracruz y Oaxaca, donde la falta de agua sigue ‘ensañándose’ con la población.
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