Culiacán, Sin.- ¡Lo tablean! Don Luciano espera tranquilamente los servicios médicos bajo la sombra de un árbol y sentado en la banca de un comedor de una tienda del ejido El Ranchito, mientras agentes de la Policía Estatal Preventiva le hacen preguntas sobre el por qué lo golpearon minutos antes de las 12 del mediodía de este domingo 14 de abril.
Con una voz débil y quebrantada como sus brazos y con gestos de dolor en su rostro, Luciano de 66 años no da mucha información a los preventivos, pero confirma que minutos antes de su llegada un hombre, el cual se encuentra plenamente identificado, lo golpeó con una tabla en distintas partes del cuerpo hasta dejarlo seriamente lesionado.
La impotencia de los vecinos que aloja el coraje en su pecho, reclaman a los uniformados el por qué no van a detener al responsable, al tiempo que señalan el lugar de una vivienda donde se esconde, pero los protocolos del debido procedimiento impiden a los policías el ingresar a una vivienda sin una orden de cateo para detener a una persona, al menos que haya flagrancia y en este caso no la hay.
Mientras los uniformados, don Luciano y los vecinos esperan la llegada de los paramédicos de Cruz Roja, el ulular de la sirena avisa su cercanía, mientras que con muestras de coraje e impotencia los conocidos de don Chano dan a conocer sus puntos de vista a los preventivos.
“Allá está el compa que le pegó a don Luciano. Allá está, nomás vayan por él y sáquenlo para que se lo lleven. No es justo que ese compa golpee a este señor nomás por ser indigente, no es justo, porque él es una persona anciana y él no se debe de comparar con Don Luciano. Lo vamos a cazar y lo vamos a agarrar para entregarlo” señalan los hombres y mujeres como buenos samaritanos que le tendieron la mano a Don Luciano tras ser agredido.
Los uniformados aconsejan a los conocidos de Don Chano, como le conocen algunos de ellos en la cuadra, que vayan a interponer la denuncia correspondiente ante la Vicefiscalía de la zona centro, para que de esa manera sea capturado el responsable de la agresión que le causó a don Luciano fracturas en uno de sus brazos y dedos, así como golpes y heridas de consideración en el cráneo y el rostro.
Cuando don Luciano estaba siendo atendido por paramédicos de Cruz Roja, una mujer de 80 años llega desesperada al sitio preguntando por el estado de Don Chano, es Ana, hermana de Luciano, quién dejó de atender su abarrote para ir a ver qué le pasaba a su consanguíneo, ya que no tienen más hermanos ni padres en ese sector.
Luego de aplicarle los primeros auxilios a don Luciano, los paramédicos deciden trasladar al Hospital General al adulto mayor para que sea atendido debido a las fracturas que presenta y al momento que le dicen a doña Ana que los acompañe por ser su familiar, esta queda sorprendida, argumentando que tiene que atender su negocio y que le es casi imposible irse con su hermano lastimado en la ambulancia.
Luego de algunos minutos de concientización por parte de los policías y socorristas, la mujer acepta irse, pero continuamente exclama con angustia ¿Y mi tiendita quién la va a cuidar? Pero al final decide irse caminando hasta su comercio, al tiempo que mientras se aleja les grita a los socorristas “Allá les salgo para irme con ustedes”.