Reinventando la Política
En la edición del día de ayer de Río12, en la sección de tiras cómicas de “El Ñacas y el Tacuachi, sicarios a la orden”, abre a cuadro un temible “Ñacas” haciendo una pregunta que flota sobre el aire que impregna la densidad de la política en el país y parecería el inicio del fin del ejercicio político en México y la imposición de la necropolítica del lado de las organizaciones criminales: ¿A quién hay que quebrar?
Al ver la tira cómica dibujada por el genial Bobadilla, el humor dibujado tan único, uno, en lo personal, traduce lo que hay en el ambiente: ¿Qué sigue en el país? Pareciera que esas son las interrogantes que flota por la clase política de las localidades del país.
En la columna pasada escribimos sobre esos escenarios en las localidades del país, donde se están asesinando a candidatos y/o alcaldes a reelección, como en el 94 en la presidencial 30 años después la violencia se pasó a lo local, a las alcaldías de estados como Veracruz, Chiapas, Jalisco, Michoacán y Guerrero, entre otros.
El modelo democrático en estos momentos se circunscribe a observar quien le va a dar seguridad a los candidatos, si tuviésemos resuelto el problema de la seguridad pública eso no fuera pendiente, además el problema que hay es que la fuente de esa inseguridad está impidiendo que tales o cuales puedan llegar a la boleta electoral.
Nuestro país luchó para que se respetara el derecho al voto y se logró, ahora tenemos que luchar por la seguridad del país, para que en las boletas electorales se garantice el acceso a estar inscrito a quien pueda y sea electo por los partidos, sin el temor a ser amenazado y por tal “bajado” de la contienda electoral. Esa será una gran lucha que al igual que al pasado costará vidas.
El problema es que la ciudadanía irá en dos vías, primero devolver a los militares a los cuarteles y segundo obligar a las autoridades a que garanticen la seguridad de las personas que vayan a ser postulados por un partido político. Esa será otra larga travesía por la democracia. Eso sumado a la lucha de desigualdad social que sigue persistiendo en el país.
En julio saldrá a la venta el libro “El Teatro Universal” del fotógrafo Pedro Meyer, en su obra el artista visual plasma la campaña presidencial de Miguel de la Madrid, una escenificación con “acarreados”, promesas y demandas eternas, nos devela que nada ha cambiado, aunque las siglas partidistas hayan cambiado.
El México del 1982 al 2024 es muy diferente, el país se abrió al mundo y empezamos a despetrolizar la finanzas del gobierno, la desigualdad sigue, pero hoy tenemos problemas sociales muy fuertes como la seguridad, se la han confiado a los militares y no han podido restaurar la paz social.
Hoy vamos a elecciones, igual, entre acarreados, entre expresiones fantásticas y una realidad que no se aprovecha y que nos arrolla, una realidad que se contradice con el discurso del poder: una realidad que huele a miedo.
En 1982 López Portillo nacionalizó la banca y se acabó los excedentes petroleros, la abundancia se acabó no se administró. Ahora los indicadores macroeconómicos son otros, pero no hay instituciones que garanticen del todo la seguridad en el país.
Cambiando un poco la pregunta del ñacas:
¿Qué sigue para el país?