Mazatlán, Sinaloa.- Un joven de 15 años que creció en la colonia Benito Juárez de Mazatlán, nunca pensó que la música de banda sinaloense iba a superar expectativas no tanto solo para él sino para otras personas en todo el mundo y ahora después de 30 años, Santiago Rosas Osuna, se ha convertido en uno de los pilares de la música porteña al poder inculcar la importancia de la cultura e historia que tienen estos ritmos.
¡Síguenos en Facebook, Twitter, YouTube e Instagram! La información más relevante de lo que acontece en Sinaloa, México y el mundo está en Los Noticieristas
Actualmente, Santiago Rosas es el director de la Escuela de la Tambora, maestro en la escuela secundaria Técnica 77 y de la escuela secundaria General Número 2 y también es el secretario del Sindicato Único de Músicos Sección 98, quien a lo largo de más de tres décadas ha podido ver llevar la música sinaloense al conocimiento de las personas, lo cual se ha convertido en una de sus mayores satisfacciones.
Gracias al gusto de su madre por la música, Santiago Rosas recordó el punto más crucial de su vida para decidir dedicarse de lleno a la música de banda sinaloense y que a partir de ese momento, nunca se imaginó llegar a lo que actualmente representa.
“Mi mamá traía mucho el gusto de la música, le gustaba mucho cantar a mi mamá y por ahí nos ponía canciones de Antonio Aguilar, con banda, regional y por ahí viene el gusto de la música; recuerdo que cuando era niño estudiaba en la primaria José Aguilar Barraza y cuando salía de la primaria, Don Cruz Lizárraga vivía enfrente del Lienzo Charro y me tocaba escuchar a la banda El Recodo cuando era instrumental”, narró.
Al niño Santiago le tocó escuchar a los grandes músicos como ‘El Chilolo’, ‘Güero Colorado’, ‘El Popo Sánchez’, Enrique Valdés y Germán Lizárraga, todos aquellos fueron la inspiración para buscar dedicarse a la música regional sinaloense, hasta el día de poder tener en sus manos su primer instrumento musical, el clarinete.
Te recomendamos leer: Para desinflar la nómina, despedirán a 70 personas del Instituto Municipal de Cultura en Mazatlán
Pocos años después, se daría cuenta que el clarinete no era lo que en verdad le llenaba y siguió creciendo en conocimiento musical hasta poder tener se nuevamente en sus manos lo que tanto ama, el trombón.
“Inicie a los 15 años, inicié estudiando primeramente clarinete con el maestro Arcadio Díaz y después tomé el trombón, el instrumento que actualmente trabajo con el maestro Gilberto López García, que en ese entonces era el secretario general del Sindicato de Músicos, ahí me dio clases”, contó.
El joven Rosas recordó que la primera agrupación a la que perteneció una vez consolidado su talento en el trombón fue la banda sinaloense El Ritmo de la Costa de Gilberto López; posteriormente se fue a trabajar con el maestro Alberto Lizárraga ‘Mr. Lobo’; después se mudó a El Rosario para colaborar con la banda La Nueva Ilusión; luego fue llamado a participar con el cantante Jorge Cordero; posteriormente colaboró con la banda Toro, con Los Pioneros del ‘Popo’ Sánchez, banda El Quelite, banda La Mazatleca y actualmente colabora con la banda Brisa Mazatleca.
Colaborar con diferentes agrupaciones no estaba llenando del todo a Santiago, por lo que decidió estudiar la licenciatura en Educación Artística en la extinta escuela Francisco Martínez Cabrera, y posteriormente quiso realizar un doctorado en Educación en la Universidad Cesssin, llevándolo actualmente a tener 22 años de servicio en la educación pública.
Pero no todo iba a quedar ahí, ya que Santiago buscaba que la música de banda sinaloense siguiera inculcada a las próximas generaciones, a pesar de las carencias sociales que muchas personas padecen en el puerto y que les dificulta poder conseguir algún instrumento musical o poder tomar clases particulares, es por eso, nació la primera idea de llevar clases a las comunidades rurales, proyecto que actualmente ejecuta.
“Trabajo en el Ayuntamiento como coordinador rural, llevamos educación musical de música sinaloense a la comunidad de El Quelite, Puerta de Canoas, San Marcos, Recodo y Siqueros; es un gran proyecto que ya tenemos trabajando 2 años con grandes esfuerzos y sacrificios porque son comunidades alejadas de Mazatlán y nos da satisfacción porque mucha gente no puede venir”, indicó.
Santiago Rosas vio un gran talento en las zonas rurales del puerto, que más allá de que la música sinaloense se atribuya a Mazatlán como lugar de nacimiento, la música ha sido un eslabón para alejar a esos jóvenes de otros aspectos sociales negativos, pues ya no es solo inculcar el género musical, sino que les sirva para poder hacer una vida digna y llevar sustento a sus familias una vez se consoliden como músicos en alguna agrupación.
Llevar el conocimiento musical a las comunidades rurales no ha sido fácil, principalmente por las distancias y las carencias que tienen muchos jóvenes de los ranchos, pero las ganas y el esfuerzo es lo que ha impulsado a que esos estudiantes puedan tener un instrumento musical, que a pesar de que sean prestados, sueñan con tener su propio clarinete, trombón, tuba, trompeta o tambora.
Santiago Rosas dijo que uno de los primeros frutos de llevar la música a las comunidades, es que en San Marcos ya se pudo crear una primera generación con la banda Nuevo San Marcos, quienes tuvieron la oportunidad de ser invitados por el Instituto Municipal de Cultura para participar con el ballet folklórico de la ciudad en Parral, Chihuahua.
Indicó que las clases de música son dadas en las escuelas públicas de la comunidad dos veces a la semana, ya que los directivos y maestros acceden a que los estudiantes puedan hacer su segunda casa dentro de los patios de los planteles y es así como el talento va creciendo en algunos ranchos de Mazatlán.
Comentó que ya serán alrededor de 40 alumnos los que han podido egresar del proyecto de llevar la música sinaloense a las comunidades rurales.
Santiago Rosas, quien pretende ser músico y maestro hasta donde la vida le permita, manifestó que mientras el ritmo de la banda sinaloense siga viva, seguirá llevando ese cariño que sintió en un momento de su juventud, sin dejar de lado los orígenes del género musical que una vez Don Cruz Lizárraga quiso llevar a todo el mundo.
Por último aseguró, que mientras exista la motivación de mantener la música de banda con en el conocimiento de las nuevas generaciones, siempre se escuchará Mi Gusto Es, El Sauce y La Palma, La Cuichi, El Palo Verde y la gran melodía de El Sinaloense.